Resulta un tanto extraño que estando Pecco Bagnaia y Jorge Martín jugándose la gloria, tengamos que verles pelear por la tercera y cuarta posición. Se esperaría, y casi siempre ha sido así, que cuando dos pilotos se están jugando un Mundial, cada carrera sea un mano a mano entre uno y otro, pero es lo que tiene esta Copa Ducati en la que se ha convertido el Mundial.

Es verdad que el rápido, ancho y aburrido circuito de Sepang es un caso un poco especial y que casi nunca nos sorprende con algo que no sea una carrera tostón. Pero la ausencia este fin de semana de las Aprilia, KTM y, por supuesto, de Honda y Yamaha, que están directamente en la morgue, hace que solo los afortunados que van sobre la italiana tengan alguna posibilidad. Y que sorprendan en cada carrera nuevos invitados, como ha pasado con Enea Bastianini, resucitado casi cuando menos se le esperaba y un inspiradísimo Márquez (el otro Márquez). Un día son éstos, otro será Bezzechi o Zarco o incluso Di Giannantonio. Que está bien, claro, porque con más gente nueva en cada carrera metiéndose por ahí delante, pues la emoción y posibilidades de sorpresas van a a ser mayores.

Pero la impresión después de la carrera del domingo es que el pobre Jorge empieza a despertarse un poco de su sueño. Sí, tiene aún todas las posibilidades del mundo, pero hay que recuperar ya 14 puntos en tan solo dos fines de semana. Y sí, con la inclusión de las sprint aún la cosa da para más, pero la sensación, incluso en sus propias palabras, es que empieza a verlo francamente difícil. Es como cuando uno está disfrutando un sueño de ésos que no quisieras que acabase nunca pero a la vez comienzas a despertarte y ver que de realidad, nada de nada. Y es que también, ya dijimos, que ganar desde un equipo no oficial, por mucha Ducati 2023 que lleves es cosa casi quimérica.

No hablamos de que Ducati como fábrica vaya a hacer nada por impedir que Jorge consiga su primer título (a excepción probablemente de usar al renacido Bastianini como lugarteniente de Pecco) pero esa idea de que solo se gana desde un equipo oficial es como una fina lluvia que empapa todo en el paddock. Y seguro que afecta decisiones, y mina confianzas.

Las palabras tras la carrera de Jorge, con un cierto aroma a resignación, asi lo demostraban. Solo pedimos que llegue hasta Valencia.