La cosecha de la oliva de Arróniz ha superado ya la mitad de la recogida y avanza a superar la el récord histórico de los 11,7 millones de kilos recogidos en 2021. Finalmente, la de 2023 será una cosecha muy positiva que pondría fin a una temporada en la que la climatología ha apoyado y castigado el cultivo a partes iguales. Primero con la sequía que protagonizó la primera parte del año a la que siguió un torbellino de circunstancias climatológicas desde las insistentes tormentas torrenciales del mes de junio para continuar un verano muy seco que acabó con nuevas tormentas y abundante pedrisco que diezmó la cantidad de aceitunas. Finalmente, un otoño con abundantes precipitaciones y temperaturas benignas hizo que las aceitunas resistentes fueran de gran tamaño.

“Hemos pasado de pensar que no habría nada a tener una gran cosecha” aseguraba ayer Alfredo Garraza que entregaba ayer cerca de mil kilos de oliva de su finca de 70 olivos viejos del camino de Los Huertos en Arróniz, acompañado de su amigo Luis Pascual y de su sobrino Javier Barbarin, que con apenas 21 años, este estudiante de robótica industrial, sabe que la recolección de aceitunas es el momento “en el que hay que echar una mano para luego poder tomarnos unos huevos fritos”. Ya han recogido casi la mitad de los olivos y eso que les faltan los de Santa María y Dareta cerca de Montejurra.

También en las faldas de Montejurra está el olivar de Nuria Navarro y Unai Gil, son primos y tienen sus olivares con apenas 60 y 50 árboles, en Ayegui muy cerca de Estella-Lizarra. “Hay que hacer varias tareas como podar, quitar los renuevos, untarlos, y lo mejor que es recoger la oliva”, aseguró Nuria que destacaba que “es muy bonito saber que será tu aceite”.

Otro de los que visitó el trujal -cerrado desde el pasado sábado-, era Sebastián Serrano, vecino de Arróniz pero originario de Jodar (Jaén) de 40 años lleva desde los 4 años en Arróniz, donde su familia vino a la recogida de espárrago “ahora ya soy un vecino más y acabo de cogerle las olivas a una persona que ya no puede hacerlo por sí misma”.

Y es que son miles las historias que hay detrás de cada pequeño olivar de este cultivo que solo en la almazara de Arróniz cuenta con cerca de 5.000 socios, con un total de 2.800 hectáreas, una superficie que albergaría un total de un millón de olivos. “Recogemos olivas de toda la zona media desde Viana hasta Sangüesa”, aseguró el presidente de esta cooperativa navarra que ha visto peligrar y resurgir la cosecha de aceitunas en un año en el que los precios del aceite de oliva han subido de manera también histórica.