No llevan mucho en marcha pero las personas que forman Naxker ya saben lo que cuesta montar un grupo de música desde cero, y hacerlo al sprint. Naxker es el nombre que se han dado Karmele Gurbindo, Ainhoa García, Nerea Arrasate, Jaione Baraibar y Aritz Martín.

El nombre viene de una conversación causal y abierta entre varias integrantes del grupo en busca de una palabra que les representara. “Dimos con Naxker porque tenía referencias a las palabras neska y aske que nos gustaban mucho”, explica Karmele Gurbindo, como claras referencias a lo que es hoy el conjunto: un grupo de música que reivindica los valores del feminismo.

En un comienzo el grupo lo formaban las cuatro mujeres, que cubrían varios instrumentos: Karmele Gurbindo se encarga de la voz, Ainhoa García ayuda con los coros y toca la guitarra, Nerea Arrasate la batería y Jaione Baraibar el teclado. Pero entonces se dieron de bruces con que necesitaban una bajista. “Nos estaba costando muchísimo encontrar a alguna chica que tocara el bajo”, cuenta Gurbindo. “Entonces yo me acordé de Aritz Martín, un amigo que tocaba el bajo. Un día me lo encontré, le conté la idea y le pareció muy bien”, añade.

Con bajista, Naxker tenía ya una formación y rápidamente añadieron una primera meta. “Desde el colectivo feminista de Villava nos propusieron dar un concierto en el Día Feminista de fiestas y nosotras aceptamos”, relata Gurbindo.

En apenas dos meses Naxker tuvo que plantarse ante una hoja en blanco para crear su primer repertorio. “Una de las primeras que quisimos meter fue una versión de Belako, que es un grupo que nos gusta mucho y al que nos gustaría parecernos”, expresa Gurbindo. Aunque matiza que aún no tienen claro el estilo musical hacia el que quiere caminar. Reconoce que se sienten cómodas dentro del universo del post-punk, porque aquel primer repertorio lo completaron grupos como Ginebras, Él mató a un policía motorizado o el joven artista villavés Hofe. “Igotz es nuestro amigo y quisimos tenerle dentro de nuestro primer concierto”, explica Gurbindo.

La amistad y la cercanía ha hecho que cinco personas inquietas junten en Naxker sus ganas de hacer música. Pero Gurbindo dice que ninguna de ellas nunca se había enfrentado a la tarea de componer. “Alguna hemos estudiado en escuelas de música o conservatorio, yo he cantado por mi cuenta, pero ninguna hemos compuesto nada”, sostiene.

En su reflexión desde el feminismo, son conscientes de que esta tarea, la de componer, o incluso la propia de formar un grupo es algo más sencillo para los chicos de su entorno. “Nos hemos dado cuenta que ellos siempre lo han tenido más presente, han estado más involucrados en el mundo de la música. Nosotras nos dimos cuenta que no controlábamos nada en cuanto a sonido en directo, por ejemplo. Aunque a todos los chicos que les hemos pedido una ayuda nos la han dado encantados”, cuenta Karmele.

Tras debutar como conjunto en las pasadas fiestas de Villava, Naxker dio su segundo concierto recientemente en Leitza. Dos primeras pruebas para centrarse, de cara al fin de año, en encontrar una voz propia y componer sus primeros temas. l