La tensión y el peligro subieron un punto ayer Falces en una trepidante carrera que se saldó con el traslado de un mozo a Pamplona debido a un fuerte golpe en la cabeza y que, en principio, no revestía de mayor gravedad. El joven fue arrollado junto a otros dos corredores en la cuesta final y terminó dándose de forma abrupta contra el suelo y el vallado; los sanitarios lo trasladaron en camilla hasta el puesto de socorro y de ahí, y tras un primer examen, lo derivaron al hospital para descartar lesiones internas.

La DYA, además, efectuó otras 10 atenciones y curas leves por abrasiones y contusiones debido a las caídas. Los minutos previos al tercer encierro, el protagonizado por los animales del ganadero local Teodoro Vergara, se vivieron con máxima expectación entre los asistentes puesto que sus reses acostumbran a escaparse o a saltar a la poza; “hoy va a haber emoción”, auguraban algunos de los allí presentes. En esta ocasión, y por suerte, nada de eso sucedió y las diez vacas, pese a ir cabeceando y a pesar de recorrer el primer tramo algo más lentas, enfilaron la cuesta a una velocidad infernal y en fila de a una para parar el cronómetro en un minuto exacto. Y es que cuando apenas habían transcurrido 26 segundos desde el segundo cohete ya se empezó a ver a los primeros mozos en la parte alta, un lugar en el que este año está habiendo más afluencia, tal y como reconocían algunos de los corredores más experimentados de la zona. De hecho, apuntaban que gracias a que la hierba está más alta que en otras ocasiones, al echarse a un lado quedan refugiados y pasan desapercibidos. Después, la vaca nº 2 fue la que encabezó y capitaneó la bajada y la que barrió a todos a su paso; muchos fueros los que acabaron en el suelo, alguno con voltereta incluida.

Un 8 sobre 10

Para Vergara, cuya ganadería repetirá el domingo, el último día de Pilón, las impresiones del encierro de ayer fueron “buenas, y más teniendo en cuenta la trayectoria de los últimos años; del 1 al 10 le doy un 8 a la carrera”. El falcesino explicaba que su reto era “que bajaran” y, buena culpa de que así fuese, “la han tenido los pastores, muy buenos todos ellos, que con su labor han hecho que bajaran aún a pesar de que han intentado pararse. Se han colocado en puntos estratégicos y han salido cuando tenían que salir”. De los 10 animales, 7 eran jóvenes y tres, vacas veteranas. “He intentado traer animales que en el campo están más tranquilos, pero es que luego ahí se transforman. La que ha bajado como una bala la he escogido por su nobleza, y ahí se ha puesto loca. Está claro que hay opiniones para todo; gente que quiere que bajen del tirón, otros que prefieren que se escapen, etc. Creo que hay que buscar el equilibro, por difícil que sea, ya que estamos hablando de animales; tiene que haber emoción y cierto peligro, que se puedan hacer bonitas carreras, y que no pase nada grave”. Además, y en cuanto a la prueba de ganado, momento que a Teodoro le gusta especialmente, “también ha salido muy bien; había buenos recortadores”. Eso sí, la idea de haber movido las gradas y colocado unos maderos no le acaba de convencer.

El domingo, segunda vuelta

A pesar de la experiencia que otorgan los años, Vergara sigue poniéndose nervioso antes de los encierros que protagoniza en casa, en el Pilón, pero eso sí, ya está pensando en el del domingo puesto que él será el que cierre las carreras de este año: “Ya tengo la alineación hecha”, reía. “Tengo una vaca en duda, porque creo que la puede liar, pero iré viendo conforme pasen los días. Por entusiasmo y ganas de hacerlo bien no va a ser”.