No pudiste ser más potxolo de txikito. Fuiste de hecho Gorkika hasta los cuarenta en la familia; un buen chaval para tus aitas, el mejor hermano que Luis Alberto y Oskar pudieron tener, el alumno más comprometido y solidario en los auzolanes de la ikastola Paz de Ziganda, un buen compañero de trabajo, muy amigo de tus amigos, y ese primo cercano y cariñoso. De ahí hasta convertirte en un padrazo pasaron unos cuantos años. Cómo no recordar aquellas tardes que venías a la huerta a ver a tu tía y a compartir un rato sin prisa con las primas. Nunca había problemas, siempre con buen humor... atento y educado... porque Gorka eras pura bondad en un corazón limpio.

Con el pequeño de los Lazkoz también era fácil hacer planes entre amigos, sobre todo si se trataba de montaña y Pirineo, si había que ponerse las botas o los esquís. Te entregabas a tu gente, con los que compartías todos los planes de naturaleza aunque tu verdadera pasión era la bicicleta. Tres días antes de fallecer todavía seguías organizando la compra de material de bici, cada pieza personalizada con los logos de la sociedad Azkena. Era tu gran deseo, recuperarte de la enfermedad y hacer un viaje en bici con las alforjas y junto a tu hijo Eder. Una aventura y todo un reto para quien no perdía la esperanza en seguir disfrutando de la vida, en esa vida hermosa rodeada de montes y flores en la que tú creías.

Tus amigos te empezaron a llamar Kiryienka (un ciclista rubio). Disfrutabas como un niño también en la EHBIRA, un recorrido en bici de cuatro-cinco días por diferentes puntos de Euskal Herria. Una ruta de lo más hippy, durmiendo en frontones, atrios de iglesia... aunque también te gustaba vivir cómodamente. Lo mismo cogías la caravana que te apuntabas a otros planes más tranquilos.

 La gente de EHBIRA te pusieron de apodo Atrancon por “el desarrollo duro y el pedaleo atrancado”. Tu imagen -destacan- era la de un ciclista subiendo a trancas y con el casco torcido. Cuando jugabas al fútbol te llamaban Koeman y Karpin aunque Oveja fue el mote más extendido. También recuerdan el de Gorkrack porque era un crack en casi todo... 

También fuíste un tío super ligón, tal y como admiten tus colegas más cercanos. Muy echado para adelante, valiente y decidido, de los que no necesitan demasiado ruido, teniendo claro lo que querías... hasta que aterrizaste en los carnavales de Leitza. Allí encontraste al que sería tu mayor tesoro entre pelucas y disfraces en una fiesta de karaoke. No tenías ningún oído para cantar pero supiste susurrar algo a Maider que consiguió seducirle para siempre. Llevabas una txistera y ella iba vestida de Amy Winehouse. De aquel flechazo surgió una gran historia de amor. Y te ganaste por generoso y embaucador el corazón de una mujer excepcional que vivía con pasión su profesión de irakasle pero que tenía un sueño que cumplir: formar su propia familia y dar lo mejor de un@ mismo para educar a sus hijos, sin fallarles nunca. Y enseñarles también nuestra cultura y tradiciones, y la lengua de nuestra tierra, el euskera. Un reto en común para el que tuvo al mejor aliado. Quisiste y te dejaste querer, y fruto de ese amor son dos niños maravillosos, Maia y Eder que, por cierto, el miércoles, en clase, contó a sus compañeros con absoluta entereza la despedida de su padre. Sigue tu pista, es rebelde, valiente, fuerte...

Resulta casi imposible no recordarte con una sonrisa. Gracioso sin ser chistoso, y, eso sí, roncador aterrador, y de buen apetito. Buen amigo, inocente... Y así lo fuiste hasta el final de tus días porque no pudo haber mejor enfermo, nadie que se adaptara a rajatable al guión de un tratamiento tan duro como el que viviste los últimos meses en el Hospital de Navarra. Luchaste como una fiera hasta que no quedaron defensas en tu cuerpo. Pero nunca sólo.

Te vamos a echar mucho de menos...la korrika, la casa rural de Mezkiritz, Sylvamar... nunca serán lo mismo sin tu presencia aunque les acompañes en todos los planes.

Hoy sigue pedaleando duro en nuestro recuerdo, nos das fuerzas para seguir etapa a etapa, poliki poliki, siendo fieles a nosotros mismos, arrojando luz y esperanza con una sonrisa que siempre diga TODO IRÁ BIEN!

Como diría Mario Benedetti:.

No te rindas, aun estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,

liberar el lastre, retomar el vuelo

No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo.

Maite zaitugu

Tus amigos y primos