Te has ido Juanma como se nos fue el amigo Ciri de una fatal caída, repentinamente y sin poder despedirnos. Os imagino a los dos ahora leyendo esta carta en algún lugar de allí arriba.

En apenas tres días hubieses cumplido los 56, ese día te habría de felicitar como acostumbraba cada año. Para felicitarte, te cantaría esa canción de Demis Roussos que tanto te gustaba y que tan bien te la cantaban en La Cafe Koldo y Ochoa haciendo que te emocionaras, me temo que mi nivel no daría para tanto.

Sí, se nos han quedado unas cuantas cosas por hacer, como un viaje en el que pensamos ir a Egipto, otro no tan lejano a la Estación de Canfranc o celebrar una nueva quintada del 68 del pueblo. Me viene a la memoria aquella que celebramos al cumplir los 40 y que tú tan bien organizaste. Tenías una gran capacidad organizativa, y sobre todo eras un auténtico líder. Así, en la actualidad presidías tu partido político en Valdizarbe y la Fundación Misterio de Obanos. Y qué decir cuando siendo presidente de los ermitaños de Arnotegui lideraste la nueva puesta en escena del Misterio, tras años sin haberse podido realizar.

En aquel tiempo me hablabas de las largas jornadas de trabajo y de la multitud de reuniones a las que tuviste que acudir. De entre las personas que conociste en aquellas intensas sesiones se encontraba Tomás Yerro, por aquel entonces director de Príncipe de Viana. Me decías que entablasteis una muy buena amistad y de cómo Tomás contribuyó a que el proyecto saliera adelante.

Eras muy buen conversador, más bien parco en palabras, pero éstas siempre medidas y acertadas. Me encantaban nuestras sobremesas, muy bulliciosas en la juventud, como las que teníamos en el Rincón de Morrongo, nuestro zurra o las que compartimos en las comidas y cenas de cuadrilla.

De un tiempo a esta parte nuestros encuentros habían pasado a ser menos frecuentes dada la dedicación al cuidado de tu madre aquejada por los achaques de la edad.

En una ocasión no muy lejana llegamos a discutir, aquello nos marcó, hasta por dos veces nos negamos el saludo, la tercera vez que nos encontramos me miraste fijamente y me dijiste “ Hace una caña?” “Una y un millón“ te contesté. Me sonreíste y nos dimos un abrazo.

Sin duda estabas hecho de muy buena pasta, perdonabas fácilmente las ofensas, haciendo gala de un gran talante conciliador.

No es de extrañar la extraordinaria despedida que se te brindó, la cantidad de gente que pasó por vuestra casa para dar el pésame a tus hermanos, la forma en que se ha implicado toda la cuadrilla en tu adiós, la iglesia y la plaza a rebosar… El pueblo entero en un sentir.

Ya ves Juanma, somos muchos los que te queremos y muchos los recuerdos. De entre todos me quedo con el de tu sonrisa, que comenzaba tímida para convertirse en sonora carcajada y en el de nuestro abrazo infinito.

Hasta siempre Juanma amigo!!!