Quitarse el velo en Irán es más que un gesto por la lucha de los derechos de las mujeres y va más alla que la muestra en las calles de la indignación por la muerte de Mahsa Amini, la joven de 22 años que falleció estando en custodia de la llamada Policía de la moral tras ser detenida por no llevar correctamente puesto su hiyab. La periodista que dio la noticia ha sido detenida y trasladada a una cárcel sin que haya trascendido donde está y varias persona han perdido la vida en las protestas en las calles. Desde occidente lo vemos fácil, pero quitarse el velo en ese país es todo un acto de valentía, de desafío, de lucha, toda una rebelión de las mujeres, un paso que parece no tener retorno en el avance por la igualdad en una sociedad en la que todavía se les obliga a invisibilizarse. En Irán las mujeres deben usar velo obligatoriamente en todos los espacios públicos. No hay elección. Quitárselo conlleva duras penas. Pero son miles las que ahora han decidido dar la cara y mostrarla, ocultando el miedo y dejando a la luz su indignación y su rabia para desde allí clamar por sus derechos. No están solas, pero el resto, aunque apoyemos, estamos lejos y ellas dan la cara arriesgándolo todo. Algunas queman el velo, otras protestan frente a los edificios públicos o educativos, otras se manifiestan cortándose el pelo y colgando sus acciones en las redes. Ese escaparate que el régimen quiere cortar y que de hecho ya ha empezado a hacerlo restringido internet. Pueden ser detenidas, encarceladas, golpeadas, despedidas de sus puestos trabajo... pero su valentía y su decisión va camino de hacer historia.