Como me debo a usted y ahí fuera nadie calla, he decidido investigar en soledad el origen del griterío. Partiendo de que la Policía Foral debe ejercer por ley la ordenación del tráfico en la Comunidad, quería saber qué opinaban sobre ello los partidos en liza en 2019, y descubrir a qué viene el crujir de dientes. Pongo a tope La patilla de Flitter, y a quien oigo es a García Adanero.

Bien, le cuento o, mejor, transcribo: Geroa Bai se presentó exigiendo la asunción de la competencia de Tráfico por parte de los forales; Bildu abogó por culminar el proceso de transferencia; Podemos reivindicó su traspaso; IU propuso acordar con el gobierno central la recuperación de la misma; PSN-PSOE aseguró que impulsaría su pleno desarrollo; y Navarra Suma, o sea UPN, PP y Ciudadanos, se comprometió en el punto 892 de su programa a negociar “la efectiva transferencia de la competencia de Tráfico y Seguridad Vial anunciada por los Gobiernos de España y Navarra”, así, tal cual.

En resumen, todas las tribus con representación en el Parlamento Foral pidieron por escrito un cambio de uniforme en las carreteras. Ninguna sugirió que en las rotondas multara el de rojo y en los cruces el de verde. Rara vez se ha alcanzado tal unanimidad ideológica en un deseo y semejante éxito en su concreción. De modo que quien habla de expulsión, humillación y destierro olvida que, si unos vienen, otros por lógica se van. Minuto 90, sale Ziober, entra Pepín. Por eso sorprende –es un decir– que, al cumplirse por fin una promesa electoral, casi un anhelo colectivo, se arme tal follón. Al menos a leer les podían enseñar.