CONCIERTO DE LA PLAZUELA

Programa: Segundo de los tres conciertos del Flamenco On Fire en Zentral. Fecha: 25/08/2023. Lugar: Zentral. Incidencias: Entradas agotadas con bastante antelación.

Antes de que los músicos salieran a escena, ya se notaba que iba a ser una noche especial, flotaba en el aire la emoción de las grandes citas, de aquellas bandas que han dado el gran salto y están a punto de convertirse en algo más que un simple grupo de éxito y de acceder a un público muchísimo más amplio. Antes de que los músicos salieran a escena, decíamos, ya se notaba que La Plazuela son todo un fenómeno social en ciernes. Bastó con ver la entusiasta reacción del público que abarrotaba la sala Zentral cuando comenzó a sonar la intro del concierto (La ida, con el Indio cantándola desde bastidores y toda la sala acompañándole). Los que allí estaban demostraron ser los más rápidos, pues las entradas se agotaron con mucha antelación, como está sucediendo con la práctica totalidad de sus actuaciones hasta la fecha.

¿Y quiénes son estos de La Plazuela?, se podrán preguntar algunos de ustedes. Pues se trata de un dúo originario de Granada que, según dicen desde su propia oficina, reivindican sus raíces con un discurso actual y renovado que tiene como pilares principales el flamenco, la música electrónica y el nu funk. Para entendernos, podríamos decir que son a la música urbana y el trap lo mismo que los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba son al rock. Y por buscarles un referente, podríamos mencionar a Califato 3/4 por la mezcolanza musical y el desfase que transmiten las letras, aunque la propuesta de La Plazuela tiene su propia personalidad. De momento solo han publicado un disco (Roneo Funk Club, 2023), aunque eso, en estos tiempos de escuchas digitales y listas de reproducción, cada vez tiene menos importancia.

Son capaces de atreverse con una balada romántica como Soulseek, algo cercana al flamenquito si no fuera por la agresividad de sus bases electrónicas, que en algunos momentos eran bakalao puro y duro; en los estribillos, el público extendía los brazos al aire y se desgañitaba cantando; en los interludios electrónicos, baile desaforado generalizado. Recordaron sus inicios musicales con el grupo de versiones Lunares Negros, y dedicaron la siguiente a los perseverantes, como ellos, que persiguieron su sueño de vivir de la música hasta convertirlo en realidad. Esa fue la introducción de Principios del XX, esa que empieza diciendo “Me cuesta más dinero / ser legal que ser feliz”.

Una guitarra flamenca sonó al comienzo de Campanas del olvido, pero rápidamente fue sepultada bajo toneladas de electrónica y unos cuantos kilos de sonidos arábigos. Más oscura fue, en su música y en su texto, Parao ante la muerte; según dijeron, llevaban bastante tiempo sin tocarla, pero la audiencia la recibió como todas las demás, bailándola y recitando su letra de pe a pa. Más coreadas todavía fueron Mi tarara o El lao de la pena, con reproche al centralismo cultural madrileño incluido (“Las modas de Madrid / a Graná no nos llegan”).

Intentaron despedirse con Realejo Beach, que convirtió la sala, todavía más, en una auténtica discoteca. Tardaron poco en volver a salir para rematar la faena, y no se anduvieron con zarandajas; la primera pieza de los bises fue un largo y descomunal solo de batería sobre potentes bases electrónicas (“¡Aunque sean las 9 de la noche, vamos a imaginar que son las 9 de la mañana”, exclamó Luis El Nitro), y lo que era una discoteca se convirtió, directamente, en un after o una rave, desatando la locura en la sala. Hacía bastante tiempo que no se veía semejante nivel de conexión entre un grupo y su público. La próxima vez que vengan a Pamplona, tendrán que ofrecer varias fechas en Zentral o, directamente, atreverse con un recinto más grande.