Jenni Hermoso declaró ayer como víctima de agresión en la Audiencia Nacional y acusó a Rubiales y su equipo de “atosigamiento” tras el beso no consentido. Lo hizo con la cabeza bien alta y sobre zapatillas blancas. Testificó el día después de retransmitir las campanadas en RTVE con un vestido inspirado en la Copa del Mundo. La jugadora de los Tigres, que solo en Instagram cuenta con 1.100.000 seguidores, tuvo un mensaje claro para este 2024: igualdad y empoderamiento.

Muchos Rubiales, además del que fuera el máximo representante del fútbol en el Estado español (lo dijo expresamente), cambiaron de cadena para no tener que verla pero ella supo brillar con luz propia y el ente público fue el segundo más seguido con 3.890.000 de media detrás de Antena 3. En redes sociales algunos comentarios misóginos y machistas son para echarse a llorar (payasa, comprada, petarda...). Los hay que prefieren a las Pedroche sin duda. Olvidan quizás que Jenni dio las campanadas porque es campeona del mundo y balón de planta, cinco veces Pichichi y máxima goleadora de la historia de la selección española.

Ella ya es un icono para muchas chicas que vienen detrás y representa sin duda otro modelo de mujer, tanto por su coraje como en el plano físico, con un cuerpo fibroso, deportivo, sin retoques. Por algo ha sido elegida por el diario Financial Times como la segunda mujer más influyente del mundo en 2023 –entre las 25 mujeres más destacadas del año– solo detrás de Mira Murati, ingeniera y jefa de tecnología de OpenAI.