Joder, no han tardado ni una semana en UPN en tener cristo con el tema de las candidaturas a la presidencia. A eso le llamo yo tener un ambiente relajado y conciliador. La verdad es que, visto desde fuera, no parece muy reconfortante que Cristina Ibarrola supiera que el domingo iba a ser anunciada su candidatura en un medio de comunicación, con detalles que solo ella podía haber ofrecido, y que llamase a su supuesto vicepresidente, Alejandro Toquero, a las 11 de la noche del sábado. Es cuando menos bastante forzado. O eso parece, ya digo, desde fuera.

La clásica llamada que tienes que hacer por compromiso para que la otra persona no se entere por la prensa de algo que no le has contado previamente. Ante este devenir, el propio Toquero parece haberse desmarcado de la idea de Ibarrola de que fuera en su candidatura y ha comentado que ahora es momento de ideas y no de personas, ante lo que Ibarrola ha apelado a la normalidad que según ella supone que haya varias candidaturas y ha insistido en que eso no es ningún problema.

Mientras, el todavía presidente de UPN hasta que le releven en el congreso de abril, Javier Esparza, ha comentado que no hay que tener prisa y que hay que ser conscientes de que “el marco político que tenemos ahora mismo es tremendamente complejo, hay que reconocerlo”, en lo que parece un claro mensaje a Ibarrola de que no hay por qué correr tanto y querer tenerlo todo atado y bien atado desde ya. Lo mismo luego las cosas se reconducen, puesto que los partidos políticos y sus intereses privados y particulares son muy peculiares, pero a simple vista no parece muy buen inicio para los regionalistas tras el anuncio de Esparza de que se bajaba del caballo. Y todo indica que ha sido Ibarrola y su ego dolido tras la moción de censura en Pamplona la que está protagonizando todo este corre-corre por tratar de agarrar el caldero de oro antes que nadie.