El ambiente tóxico, barriobajero, bronco, chulesco y pendenciero se ha asentado en la política hasta extremos insospechados acrecentado por las citas electorales pendientes en un horizonte próximo: CAV, Cataluña y europeas antes del verano. La incertidumbre con la que arrancó la legislatura se ve atenazada ahora por la falta de Presupuestos Generales del Estado, la principal herramienta política de un partido en el poder y acrecentada por la degradación instalada en el debate político y el Parlamento en una huida hacia adelante que sólo apela al “y tú más” y que destierra el debate sosegado y constructivo y evidencia la falta de propuestas de las derechas. En este sórdido escenario de polarización reconfortan noticias como la que protagonizan las almerienses Sonia Ferrer y María del Mar García-Lorca. La primera, una militante y exdiputada del PSOE. La segunda, una concejal del PP e hija de un fundador de Alianza Popular. Como millones de personas se han enamorado y se van a casar, en una boda de campanillas, sin haber ocultado durante toda su vida pública a sus familias, sus partidos y sus electores, ni sus compromisos ni su condición sexual. Esta es una emotiva historia de amor. No les pedimos tanto a sus líderes. Pero sí que dignifiquen la política como han hecho con su relación Sonia y María del Mar.