Improbable demolición del Monumento a los Caídos: conjetura razonable. No se descartaría una nueva significación: Casa del Pueblo del PSN-PSOE: ironía cáustica. El director general de Memoria y Convivencia prepara el terreno. Martín Zabalza Arregui, socialista y ugetista, oráculo de su “resignificación”: una “transformación inteligente”. Su consejera, Ana Ollo, de los socialverdes de Geroa Bai, recuerda que el acuerdo de legislatura obliga a la creación de un grupo de trabajo con el Ayuntamiento de Pamplona –competente en la decisión final– para alcanzar el “mayor consenso” social y político posible. El portavoz parlamentario socialista, Alzórriz, intercepta cual ángel exterminador de cualquier esperanza: “Derribar el Monumento a los Caídos también es derribar la memoria”.

El PSN-PSOE, un partido taimado con la memoria y con el euskera. La Tribuna de opinión firmada por Martín Zabalza, Resignificación. Nadie tiene el derecho a obedecer, contiene una mácula insultante grave hacia los legítimos partidarios de la demolición. Un párrafo torpe: “En lugar de aceptar, sin rechistar, una nueva ola iconoclasta y localista (por cierto, minoritaria social y políticamente en nuestra comunidad), las transformaciones inteligentes pueden decir verdades sin destruir las pruebas auténticas de la historia”. Los defensores del derribo, tratados como inconformistas tozudos y aldeanos de mirada corta. El autor del agravio está en posesión de la Gran Cruz de la Lealtad a las Víctimas del Terrorismo. Las asociaciones memorialistas navarras (víctimas del franquismo) están más por crucificarlo con un cese. El alcalde Asiron, que consiguió la exhumación de los golpistas Mola y Sanjurjo, reitera: la decisión final recaerá en la ciudadanía a partir de las siete propuestas seleccionadas en concurso de ideas. Solo una plantea el derribo. Y de las siglas municipales, solo una –Contigo Zurekin– apuesta por ello. Memoria controvertida. Convivencia alterada.