Cuántos años hace que estamos hablando y pensando entre políticos, arquitectos y demás qué hacer con el edificio-monumento dedicado a los Caídos de un lado de la Cruzada sangrienta y que sirvió para lo que sirvió y que ahora no sirve para nada y ya es hora de quitarlo de en medio.

No tiene ningún arreglo decente, estorba, y es la vergüenza para toda persona normal que viva en Navarra. Se quita, y ya está. Muerto el perro…

Los cascotes se pueden aprovechar para esparcirlos por las cunetas, canteras y paredes de cementerios. A ver si las piedras tienen más conciencia que las personas y les piden perdón a los que están vilmente fusilados y enterrados allí. 

Se quita y ya está. En su sitio se puede hacer una plaza hermosa, amable, elegante donde la paz y el sosiego sea permanente y las generaciones venideras no tengan ningún edificio que les recuerde cruzadas, guerras, fusilamientos y dictaduras.