Coger un periódico es enfrentarse a la realidad. Sí. Enfrentarse a todas horas y todo el rato. Enfrentarse entre las páginas. Los artículos se enfrentan unos a otros. Las voces y los estilos se enfrentan unos a otros. Por la primera plana. Por un pequeño hueco entre las páginas. Mensajes de mensajeros redactados con estilo furtivo se abren hueco entre la actualidad. Y esta no es más que otra voz en el espacio de cartas.

¿Por qué esta voz y no otra? ¿Por qué un sólo segundo de atención del lector? ¿Merecen estas letras eso? No veo ningún motivo de por qué. Si bien es cierto que esto es para un trabajo de la universidad. ¿Pero qué pinto yo aquí? Somos como lentejas. Mensajes lenteja de mensajeros lenteja en el plato de lentejas de la actualidad. Sí. Las lentejas están pegadas unas a otras y hay muchas. Así son los platos de lentejas.

Aquí una lenteja más a la que se enfrenta el lector. ¡Golpéame con tu atención, lector! ¡Atiende a esta lenteja! Pero le pido al que me lea que recuerde una sola cosa: la existencia de información menos furtiva. El disfrute de la información. El erotismo de la información. Los secretos, los tiempos y las confidencias. Eso que la literatura ofrece y que la realidad destruye. Los sueños. Para eso está esta carta aquí. Para que el lector recuerde que puede agarrar un libro de ficción y permitir que la información le llegue de una forma menos peleona. Con más espacio y desarrollo por parte del autor, y sin que su tema sea una necesidad. Simplemente por placer.

Para recordar eso. Para eso escribo esta carta.