El último cuarto del Siglo XX, supuso cambios para la vida cotidiana de los españoles. Llegó la democracia, entramos en la entonces CEE (hoy UE), se mejoraron las pensiones , la economía nacional creció de forma importante. Habíamos conseguido el objetivo de “Europa es la solución”, siendo el revulsivo que iba a cambiar la vida pública y económica, junto a la universalización de la sanidad pública. Hoy, transcurrido casi un cuarto del Siglo XXI, aquel Edén, hoy es muy distinto. Seguimos en democracia, tras haber destapado bastantes casos de corrupción pública. El anterior Jefe de Estado no está en el país, al no ser el ciudadano ejemplar que se esperaba del mismo, dejando a su heredero una papeleta bastante problemática para la monarquía. De la riqueza del aquel sueño, nos llevó a una burbuja inmobiliaria, que haciendo honor a su nombre, explotó, lastrando la economía y dejando en la miseria y pobreza a muchos ciudadanos. Por si fuese poco, tuvimos una pandemia que nos confinó en nuestros domicilios, algo inaudito en la historia. Vamos a trancas y barrancas, luchando en la vida cotidiana, con una inflación galopante de alimentos, con jóvenes que no tienen hijos al no disponer de viviendas adecuadas a su poder adquisitivo. Marchamos con un sistema educativo, como decía aquel tebeo “igualico, igualico que el difunto de su abuelico”, al seguir con libros en papel, en un mundo digitalizado. La sanidad pública, no está para tirar cohetes. En nuestro día a día mostramos una resiliencia inaudita, porque estamos seguros que de la actual situación saldremos. La pregunta es ¿Cuándo será?. La vida continua, a pesar de guerras, pandemias, corrupciones, inflaciones, desigualdades. Seguimos resistiendo, en espera de un mundo mejor.