Se sabe más por viejo que por sabio, sin embargo no se nos suele tomar en consideración, y nos tranquilizamos al decir ¡que nos quiten lo bailao!

Los que estamos en la cuarta edad fuimos unos privilegiados, ya que al ser unos niños, no nos enteramos de nuestra triste guerra civil, y éramos unos adolescentes cuando transcurría la Segunda Guerra Mundial, de la que, afortunadamente, tampoco se nos informaba.

Ya en la posguerra, unos años hubimos de apretarnos el cinturón, para después vivir una época de bonanza, donde el precio de la vivienda estaba al alcance de cualquier bolsillo, donde había trabajo para todos, apenas había delincuencia, los impuestos eran ridículos si los comparamos con los de hoy; por ejemplo, el que hoy llamamos IVA, es el 21%, en aquel entonces era el 0,70% y se llamaba tráfico de empresas. En cuanto a valores, hoy solo hablamos de las gestas deportivas, que no está mal, pero olvidamos condecorar al obrero ejemplar y al empresario creador de riqueza. Uno de nuestros grandes escritores decía que el cerebro era un paquete de ideas arrugadas que llevamos en la cabeza.