Con rotundidad, sabiendo que no era verdad lo que manifestaba, sin torcer el gesto ni avergonzarse y como solo los grandes cínicos saben hacerlo, Cuca Gamarra, secretaria general del PP, negaba pactos ocultos y conversaciones con otras fuerzas políticas: “La gran diferencia entre el PP y el PSOE es que con nosotros no hay pactos ocultos, ni conversaciones que no puedan contarse. Todo se puede hacer y se hará de cara a los españoles, porque las reglas del juego son claras”. Aunque es la idiosincrasia del PP, está mal mentir; pero es aún más pérfido hacerlo para denigrar al contrario y sin ruborizarse.

Al poco, sus palabras eran devoradas por la acelerada realidad. Buxadé, vicepresidente de Vox, desvelaba la reunión mantenida la semana anterior entre Feijóo -que exigió un apoyo rotundo a Vox a cambio de nada- y Abascal, causando un gran malestar en Génova.

Ignoran lo que sabiamente apuntó Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. A algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.