Los EEUU elegirán nuevo presidente el 5 de noviembre de 2024. El candidato demócrata más probable es Joe Biden, una ruina física y mental. Son públicas las imágenes rodando por el suelo perdiendo el equilibrio o los lapsus en los que aparece un ancianito para representar a los EEUU. Además, si es elegido, terminaría con 85 años su mandato. Los republicanos dan por segura la candidatura de Donald Trump. Es conocido su currículum como delincuente, pues está denunciado ante los tribunales por innumerables causas que van desde el intento de golpe de estado por incitar a las masas a invadir la Casa Blanca por rechazar los resultados de las elecciones, a ser acusado de delito fiscal. Otro sí, por sustraer documentación confidencial y esconderla en su mansión particular, por lo que un juez ha ordenado un registro.

Está acusado de contratar servicios de una actriz porno que fueron pagados con fondos públicos. Además, tiene abiertas diversas causas por irregularidades en sus empresas y  medio centenar por otras ante los tribunales. Si fuera elegido de nuevo presidente finalizaría su mandato con 82 años. En ambos candidatos los riesgos son múltiples y diversos, pues dependen de factores aleatorios incontrolables a sus edades. Las personalidades de ambos son anómalas, pues provocan el desinterés para ejercer el derecho al voto en una sociedad que se deteriora en todos los órdenes sociales y políticos debido al abandono de las políticas sociales y la antipatía que provoca la prepotencia de EEUU en la opinión pública mundial que rechaza el american way of life y porque ambos son indiferentes ante las necesidades de la ciudadanía.

Los dos están obsesionados por la destrucción de China, enfrentados a Rusia en la guerra en Ucrania, el origen de la actual crisis económica mundial. Y para colofón, el avispero al que el genocida Netanyahu ha arrastrado al frágil Biden en favor del sionismo para bombardear Gaza asesinando como héroes a mujeres y niños. Alguien debería recordarles que los árabes tienen la manguera del petróleo y gas mundiales. Mientras, España haciendo el don Tancredo tras la OTAN en Ucrania.