Escucho con sorpresa en algunos ámbitos de la sociedad que sería mejor reivindicar la igualdad y no el feminismo. Parece que hay personas abanderadas del progresismo a las que les estorba la palabra feminismo.

No es la primera vez que escucho a un señor recomendarnos a las mujeres utilizar la palabra “igualitaria” en vez de la palabra “feminista”. “Para no incomodar” dicen. Pues mire, sí, quiero incomodar. Mientras las vidas de las mujeres no sean tan cómodas como las de los hombres seguiremos incomodando.

El igualitarismo nunca ha sido garantía para las mujeres. Hizo falta un movimiento específico de defensa de los derechos de las mujeres para que pudiéramos ser consideradas ciudadanas y gozar de los mismos derechos que los hombres.

El feminismo es un igualitarismo, pero la palabra “feminista” permite visibilizar a las mujeres y a nuestra lucha específica. El feminismo busca la igualdad entre hombres y mujeres, pero esa igualdad sólo se alcanzará cuando se deje de oprimir, maltratar y denigrar a las mujeres.

Sí, algunos hombres también sois “víctimas” del patriarcado, pero siempre salís favorecidos en la ecuación, aunque os cueste reconocerlo.

Hace poco escuché a un hombre sensibilizado con el feminismo (o con la igualdad, quién sabe) decir que cuando una mujer interpone una denuncia por violencia de género, los policías (hombres, por supuesto) deberían tratarla como si fuera su madre o su hermana. Oiga, no, somos personas con todo el derecho del mundo a no ser agredidas, así que trátenos como tal. Deje a su madre y a su hermana tranquilas, por favor.

Yo también quiero daros un consejo: dejad de decirnos cómo tenemos que hacer las cosas.