“El Führer Puigdemont” - La peor pesadilla del ultramonte diestro se hizo realidad. Carles Puigdemont, dueño de los votos vitales para investir a Pedro Sánchez, habló desde Bruselas. Su petición: una ley de amnistía antes de sentarse a negociar. Isabel San Sebastián pedía desde ABC el frasco de sales y, tirando del repertorio clásico, sacaba a Hitler de paseo: “Al igual que Hitler, Puigdemont cree pertenecer a un pueblo elegido, merecedor de privilegios sin cuento, que el Hacedor ha puesto bajo su tutela con el fin de garantizar el cumplimiento de ese destino. Nada muy preocupante si el presidente del Gobierno en funciones tuviera honor y hubiese cumplido su promesa de traer de vuelta al sedicioso para sentarlo en el banquillo o en el diván del psiquiatra”. 

“Judas” - Si Isabel San Sebastián llamaba führer al president expatriado, el director de La Razón, Francisco Marhuenda, lo bautizaba Judas y lo pintaba como capitán de las gallinas: “La cobardía del expresidente catalán estaba acreditada desde que se fugó a Waterloo, pero ahora se reafirma buscando una amnistía como pago a sus votos. Lo entiendo porque está muy solo y sin dinero. Necesita volver a casa. Y que Sánchez ordene la sumisión y rendición del Fiscal General y la Abogacía del Estado”.

“Autodestrucción de España” - Pedro J. Ramírez se ponía en lo peor y anunciaba en El Español el apocalipsis de la patria española: “España sería entonces la primera democracia de la historia que asume voluntariamente su autodestrucción por decisión de su Gobierno. El PSOE está hoy frente a una encrucijada y de su respuesta a Puigdemont depende el futuro de nuestro país. Las exigencias de Puigdemont no son peticiones políticas, sino una amenaza existencial para España y los españoles”.

“Amnistía para sí mismo” - También Guadalupe Sánchez daba por hecho en The Objective que Sánchez cumplirá sin dudar con la exigencia del líder de Junts. Y no solo por los votos: “Porque amnistiando a los políticos involucrados en el referéndum de independencia, Sánchez también se amnistía indirectamente a sí mismo y a la política de acuerdos del socialismo con delincuentes condenados y con prófugos de la justicia española. La amnistía es mucho más que perdón, ya que conlleva el olvido”.