Los nuevos audios del ex comisario cloaquero Villarejo con el ex ministro del Interior Fernández Díaz –publicados ayer por El País y en el medio digital Fuentes Informadas–, son otra dosis de realidad sobre la miseria moral en que deambula la política española. En las grabaciones conversan en 2012 Fernández Díaz y Villarejo, un hecho que pone al ex ministro de misa diaria ante el espejo de la mentira. Otro de los 10 Mandamientos que se pasa por allí. En 2017 afirmó con toda su cara dura y rotundidad ante el Congreso que nunca había despachado con Villarejo. Pero que Fernández Díaz, ya imputado por el caso Kitchen, es un mentiroso compulsivo era algo sabido. Siempre ha alardeado de su rancio nacionalcatolicismo, pero tiene del Jesús evangélico lo mismo que los mercaderes del Templo. Si juntas mentiroso e hipócrita te sale casi solo sinvergüenza. En estos nuevos audios se demuestra que la Operación Catalunya contra dirigentes catalanistas como Pujol o Artur Más, entre otros, fue un burdo montaje de la policía política que organizó Fernández Díaz en el Ministerio de Interior, un núcleo bananero sin control judicial, pero financiado con fondos públicos, para, en este caso, organizar pruebas falsas, testigos comprados y medios y jueces dispuestos a seguir el juego, que dañaran la reputación personal y familiar de personas, entidades e instituciones de Catalunya.

“Negaré, incluso ante tortura, que está reunión ha existido”, dice el ex ministro. Pura guerra sucia del Esatdo esta vez sin GAL. En esa conversación también se habló sin tapujos ni vergüenza alguna y con todo el desparpajo de jueces, con nombres y apellidos, que estarían dispuestos a colaborar en la presentación de las denuncias adecuadas. Y de otros jueces que, a su juicio, no eran los idóneos. Resulta difícil no dudar de la imparcialidad de la justicia en esos altos tribunales, en este caso se centraban en la Audiencia Nacional, con unos magistrados que preparan sus casos con la intención de echar una mano a unos u otros en función de quién esté en el poder en cada monento. Impresionante. De hecho, Fernández Díaz también es protagonista de las maniobras para torpedear el caso Gürtel –con la destrucción de pruebas judiciales y el espionaje a Bárcenas–, que procedían desde la propia cúpula policial y el Ministerio de Interior que dirigía. Rajoy ha evitado por el momento que le salpiquen las chapuzas e ilegalidades de Fernández Díaz, pero no ha podido impedir que una jueza de Andorra le haya imputado precisamente por su participación de la Operación Catalunya que ahora se sabe perpetraron Fernández Díaz y Villarejo mano a mano. Es imposible no pensar que todas las andanzas que ha protagonizado este negro personaje hubieran ocurrido sin conocimiento de Rajoy. El intolerante Fernández Díaz es un síntoma más de la situación de gravedad de esa España enferma en la que ni la mentira, ni la corrupción tienen coste alguno. Todo en él es falso, una suma de imposturas y mentiras. Y aún así dudo mucho que no se vaya de esta también de rositas. Como muchos otros antes. Consiste en que una vez pillados en flagrante delito se les convierte en una especie de cuestión de Estado por los supuestos servicios prestados como mejor escudo de protección. Y a otra cosa de nuevo.