Tras 60 intensos y difíciles días de huelga, el día 30 de junio, a las 6 de la tarde, las educadoras de las Escuelas Infantiles de Navarra desconvocamos la huelga. Con mucho dolor en el corazón, porque los políticos no han entendido o no han querido entender qué es lo que pedimos. De nuevo, el dinero manda en sus decisiones y se olvidaban por completo de las personas, peor aún se olvidan totalmente de la infancia. Qué fácil es negar las cosas a una población que aún no habla, ¿verdad? Si hubiera bebes que pusieran palabras a sus llantos estoy segura de que el dolor de ellos llegaría a las entrañas de toda la sociedad, no lo dudo, pero lamentablemente solo nosotras, las educadoras y nadie más, oímos sus llantos en las escuelas infantiles.

Sí, llevamos años y años escuchando sus llantos y sintiendo su sufrimiento. Y las educadoras, ahogadas en este malestar, nos hemos armado de valentía para darle voz a la infancia. Yo me pregunto, ¿se habrán entendido las palabras de sus representantes en la sociedad? Las respuestas han sido varias, ha habido apoyo, ánimos pero también actitudes no tan agradables. No han sido meses nada fáciles para nosotras y hemos podido vivir la dureza de una huelga, no tengáis la menor duda de esto. El llanto, en estos dos meses ha sido el alivio de mi dolor y aquí quiero dar las gracias a los niños, sí, a los niños, porque han sido ellos los que me han enseñado que se puede llorar sin vergüenza. Cuánto tenemos que aprender de ellos todavía.

A la palabra dura debemos ponerle un apellido en esta huelga, hermosa. Qué hermosas esas fotos de todas esas educadores luchadoras que se han quedado en mi interior. Isa, Eider, Maika, Itziar, Asun, María, Narila, Ainhoa, Saioa, Kristina, Izaskun, Gara, Maitane, Nerea, Afrika, Maialen… Interminable, la lista es larga, todas con nombres y apellidos, reivindicando dignidad, con la bandera de la infancia en la mano, luchando todas juntas y unidas. La unidad de las educadoras, una hermosa semilla que ha creado esta lucha, una semilla que no se deshará fácilmente. Estamos cansadas, sí, pero los niños y las niñas nos dicen todos los días con sus miradas, lloros, sonrisas y abrazos que no desistamos. Le decimos a la sociedad, en voz alta, que no les vamos a fallar y que esta hermosa semilla que ha surgido gracias a ellos y a ellas les va a traer un hermoso fruto llamado dignidad.

Somos conscientes de que la lucha va a ser larga, pero nos sentimos dispuestas a mantenernos con fuerza en este largo camino.

Porque creemos que una educación basada en unos cuidados de calidad sera la base de la creación de un mundo mejor, las educadoras de las escuelas infantiles seguiremos luchando en el curso 2022-23. ¡Volveremos! Por unas escuelas infantiles dignas.