La educación de la población joven en asuntos tan relevantes como los orígenes y las consecuencias del cambio climático y las actuaciones para su mitigación, que condicionará su vida más que ningún otro asunto, ha sido integrada en los programas educativos. Así se ha entendido desde la Unión Europea y se ha incluido en los nuevos currículos de la LOMLOE, si bien de forma todavía insuficiente, ya que en ocasiones se encuentra en asignaturas optativas a las que no todo el alumnado accede o choca con otros contenidos como el mito, tan moderno, del crecimiento infinito.

En cualquier caso, se ha producido un avance en cuanto a la inclusión de la lucha contra el cambio climático, aunque aún hay margen para una mejora, y el tiempo no juega a nuestro favor, esta podría llevarse a cabo por parte de las comunidades autónomas que pueden ampliar el temario, o cuando menos, adecuarlo a las necesidades específicas de su territorio: una zona media de Navarra que ha sido pasto de las llamas este mismo verano, en la peor de las catástrofes ecológicas de nuestra historia moderna: 15.000 hectáreas de bosque calcinadas dejará a una buena parte de la población, del suelo y del aire sin su entorno natural boscoso.

¿Por qué no reACCIONaron antes? Es la gran pregunta que perdura entre los arqueólogos que estudian la extinción de la civilización en la isla de Pascua por la sobrepoblación y la sobreexplotación de sus recursos.

Los psicólogos sociales arrojan alguna luz sobre esta conducta suicidaria en los adultos, que tienden a adoptar el comportamiento de la avestruz. Sin reducción de las emisiones de CO2 nuestro planeta pasará a sernos inhóspito, sin embargo, el sesgo de la confirmación, el negacionismo y la ceguera (de la que ya nos hablaba Saramago en su Ensayo sobre la ceguera), provocan que aumente nuestro interés por las informaciones que niegan la evidencia científica y refuerzan nuestros deseos. Así, a muchos resulta más cómodo adoptar el sesgo de la fe ciega en el progreso (como a los paquenses sus pétreos Moais) antes de confiar en los más realistas cambios de las propias conductas. A la humanidad también afecta el sesgo del optimismo, que lleva a subestimar las amenazas como bien se ha documentado en la pandemia del covid.

Quizás el progresivo deterioro de la salud mental de nuestra juventud no solo se deba al aislamiento provocado por la pandemia de covid, que también, sino a la falta de reACCIÓN para frenar el cambio climático y sus devastadoras consecuencias sobre el incierto futuro de nuestra juventud. ¿O vamos a seguir esquilmando su futuro y llevándolos al psicólogo para que lo lleven mejor? ¿Se han puesto en su lugar? ¿Tienen en sus manos la posibilidad de actuar para que algo mejore o solo les dejamos el ansioso rol de espectadores pasivos? En otras latitudes ya disponen de un vocablo para nombrar estos síntomas de deterioro mental: la eco ansiedad.

Navarra necesita una educaACCIÓN a la altura del desastre que acaba de vivir con proyectos de actuaciones para dar cauces a los más jóvenes para la resiliencia, pero también al resto, en un gran proyecto de reforestación que integre las aportaciones de toda la sociedad. Todos debemos contar con la oportunidad de poner a cero nuestro contador de huella de carbono mediante la plantación de especies boscosas y arbustivas que reforesten nuestro hábitat, para curarnos en salud física y mental, para conservar ese suelo fértil o humus que nos convirtió etimológicamente en humanos a los habitantes del bosque y que nos alimenta. Los bosques son las madres de todas las lluvias. En Etiopía lograron plantar 350 millones de árboles en doce horas. ¿Qué cifras podríamos alcanzar las administraciones y personas administradas trabajando todas a una por esta reforestación de urgencia u otras acciones semejantes? El tiempo apremia.

Para llevar a cabo algunos de estos cambios se hace necesaria la formación y financiación de proyectos del profesorado, tal como se incluyó en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de nuestra comunidad, lo que a su vez requiere la inclusión en los próximos presupuestos de los gastos asociados a la misma. Así como el aumento en la partida de sueldos del profesorado de cara a permitir que en todos los centros escolares exista la coordinación en sostenibilidad que elabore el plan de sostenibilidad de cada centro y los recursos para que dichos planes puedan hacerse efectivos y coordinados. Todo esto, recogido en la citada ley, tendría que plasmarse también en las próximas cuentas públicas de Navarra.

Con todos estos temas decisivos en la palestra, desde Teachers for Future urgimos al cambio en las conductas individuales y colectivas y a pensar en una educaACCIÓN a la altura del desafío. Por eso convocamos a la comunidad educativa navarra a ser referente en los cambios, participando en las movilizaciones del 23 de septiembre, organizada por Fridays for Future y durante la semana del 14 de noviembre, por Alianza por el Clima Navarra para llamar la atención sobre ellos y proponer y exigir soluciones realistas ya.

Sostenía Antonio Machado: “Tras el vivir y el soñar está lo que más importa”. ¿A qué se refería el poeta..? Pues eso.

La autora es miembro de Teachers for Future Navarra