Cantaba Serrat “Harto ya de estar harto, ya me cansé”. A ese cansancio quieren llevarnos a todas las víctimas de abusos sexuales en el entorno de la Iglesia Católica. Eso quiere la Jerarquía representada en la Conferencia Episcopal Española (CEE), llevarnos al abandono. Nos resistiremos todo lo posible.

La Iglesia que se proclama portadora de la verdad, miente cuando desacredita a El País y su investigación desde el año 2018. Recoge 2.608 víctimas de 1.460 pederastas en el entorno eclesiástico. Para ello manda a algunos meapilas a presentar denuncias falsas. Cuando alguna no ha sido detectada se regodea afirmando que las verdaderas son imaginarias.

Cuando el Defensor del Pueblo presenta un impecable informe en el que afirma que el 1,13% de la población ha sufrido abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia Católica, sin aportar ningún razonamiento ni dato, el presidente de la CEE lo tacha de mentiroso.

En vez de analizar la encuesta y los protocolos, absolutamente científicos, en que se basa, dice que no se pueden extrapolar los datos. Según esta, somos 440.000 las personas que hemos sufrido sus abusos sexuales. Mirando los países de nuestro entorno y sus cifras, pocas parecen. Aquí se vivió una entente entre Iglesia y Estado franquista que protegió a los pederastas eclesiales.

Una Jerarquía católica a la defensiva a la que se le van removiendo sus propios responsables diocesanos. Aún gana el negacionismo del sector conservador.

Hasta hace dos años la CEE, aseguraba que en España había “cero o muy pocas denuncias”, en palabras del entonces portavoz, Luis Argüello. Recuérdenlo.

Ahora la CEE da sus propios datos. Las denuncias recogidas en las oficinas de atención a víctimas que los obispados tuvieron que crear en 2020, obligados por el Papa, son, hasta 2022, 728 agresores y 927 víctimas.

El Defensor pide que haya libre acceso a los investigadores, si bien el concordato de 1979 con la Santa Sede garantiza la “inviolabilidad” de los archivos y registros de la Iglesia. ¿Hasta cuándo va a durar esta impunidad?

Para cubrir el efecto del encargo que el Congreso realizó al Defensor del Pueblo la Conferencia Episcopal Española planteó un informe de parte, no un peritaje. Intentaban erigirse en juez, fiscal y defensor de su propia causa.

Se lo encargan al despacho Cremades Calvo Sotelo, Javier Cremades es un reconocido miembro del Opus Dei, de la Iglesia a la derecha.

Ha debido haber problemas en su desarrollo lo que ha hecho que se haya presentado después del informe del Defensor del Pueblo. Tuvieron que echar al abogado Alfredo Dagnino del despacho Cremades por descubrirse que era un topo de la CEE.

Esta persona, Alfredo Dagnino, expresidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), con cargos en el pasado en Intereconomía, la Cope y Radio María, acaba de ser fichado por la CEE. Acogieron al topo.

Filtraba informes a la jerarquía para que supieran defenderse de su propio defensor. No lo mejora la KGB.

El último desplante ha consistido en ningunear la auditoría y presentar un informe propio. Lo titulan “Para dar luz”. Parece una ironía, pero tiene su explicación.

El Papa Francisco tituló su carta a los obispos “Vos estis lux mundi”, Vosotros sois la luz del mundo. En ella les amonestaba a denunciar públicamente los casos y a ser intransigentes en los casos internos de pederastia. No le han hecho ni caso.

El informe de los obispos ataca el del bufete porque “realiza básicamente una recopilación de casos aparecidos en estudios previos.

Le achaca el no realizar un estudio en profundidad de estos y cometer errores de concepto como el considerar como denuncias distintas las realizadas en las diócesis y las del Dicasterio que tienen su origen en las anteriores”.

Este rechazo al informe del bufete, como sucedió con el del Defensor del Pueblo, supone un caso único entre los países católicos que han encargado auditorías externas. En todos los demás, las conferencias episcopales han aceptado los resultados.

Lo más próximo es la Asamblea de la Conferencia Episcopal Española que se celebra esta semana. No hace falta hacer un seguimiento de las noticias en el tema religioso para saber que el sector conservador domina la CEE.

Demasiado es llamarles conservadores a los herederos de la Iglesia de la cruzada que tuvo un decisivo papel en el golpe de estado de 1936. Son ultraderecha.

Después del desahogo, continuemos. El presidente de la actual conferencia es el cardenal Omella. El que tiene la boca llena de oraciones por nosotros y peticiones falsas de perdón. Como dice en el título de su último libro Juan José Tamayo, “Perdón sin penitencia”.

Juan José Omella será relevado. ¿Se habrá quemado defendiendo a la Iglesia frente a las acusaciones de pederastia? Creemos que no.

Su sustituto va a ser Luis Argüello. Sí, ¡créanlo! El mismo que hemos citado al comienzo, el que afirmaba hasta hace dos años que se conocían “cero o muy pocas” denuncias. Va a presidir la organización que encargó el informe en que se manifiesta lo siguiente.

La auditoría de Cremades recoge un total de 1.302 denuncias de casos de abusos sexuales y un mínimo de 2.056 víctimas.

Sólo nos da cierta esperanza a los que sufrimos sus abusos de pederastia pensar que, dentro de la CEE, algún episcopado empieza a estar harto de mentiras.

Como nosotros: “Hartos, hartos ya de estar hartos” quisiéramos que la comunidad cristiana se diera cuenta de que callar se convierte en delito. A la CEE decimos: ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. (Mateo 23:27-32)

Nosotros les acusamos y diremos cara a cara que su delito es un delito de silencio acompañado de encubrimiento.

Por la Asociación de Víctimas de Abusos en Instituciones Religiosas de Navarra