Es un momento triste, duro e histórico para el osasunismo. Existía un Osasuna antes que Jagoba y existirá un Osasuna después de Jagoba, pero a día de hoy me cuesta muchísimo creer que vayamos a encontrar a un entrenador que encaje tan bien en lo que significa Osasuna. De mis casi 30 años que llevo siguiendo al club hemos tenido a entrenadores tan importantes como Enrique Martín, Lotina, Aguirre, Ziganda o Mendilibar y, aún habiendo sacado un nivel altísimo, creo que ninguno de ellos aglutinó a su vez un consenso tan amplio en la masa social rojilla como lo ha hecho el de Berriatua.

Disfrutamos como nunca aquella 2018-2019 con un año histórico de Osasuna: un ascenso incuestionable y un Osasuna campeón. Lo que vivimos esa temporada fue brutal. La superioridad con la que jugábamos, la alegría del juego, la comunión grada-vestuario quedará en la historia y en la memoria de todos los aficionados. El club y el equipo crecieron de la mano de un Jagoba que fue moviendo piezas sutilmente para sacar el mejor rendimiento de la plantilla. Tanto es así que, aunque algunos no quisiéramos verlo en su momento, se tocó techo la temporada pasada llegando a la final de Copa del Rey y clasificándonos para Europa. Jagoba, gracias por regalarnos uno de los mejores fines de semana de osasunismo que haya vivido nunca. Si llegamos a ganar… no sé qué hubiera podido pasar en Sevilla. Este año comenzaba con ilusión, que por momentos ha sido confundida con la obligación. De Europa nos eliminó todo un Brujas a las primeras de cambio (ojo no vaya a terminar ganando la Conference) y los fichajes no han cuajado de la manera que se esperaba para suplir las bajas que teníamos. Aún así, moviendo fichas y tácticas has logrado que el equipo esté salvado a mitades de febrero y está a un paso de colarse nuevamente entre los 10 primeros. ¿Qué más podemos pedir?

Durante estos 6 años ha habido despedidas duras. Hemos visto cómo iconos del club como Miguel Flaño, Oier o Roberto Torres decían adiós al equipo de sus amores para dar paso a unos jóvenes que vienen pisando fuerte. En algunos casos podríamos pensar que aún tenían fútbol para dar en la capital navarra, pero así se decidió y el tiempo no le ha quitado la razón a Jagoba, que ha ido acumulando canteranos en la plantilla de forma natural y sólida. Moncayola, Aimar Oroz, Pablo Ibáñez, Iker Muñoz, Jorge Herrando… pero también tuvieron su momento Javi Martínez, Perea o Juan Pérez. Solo con Ziganda y con Martín creo que ha habido un papel tan importante de Tajonar en los últimos 30 años. Y ese, ese creo que es el Osasuna que queremos casi todos. Un equipo con un tío de Villafranca, otro de Arazuri, otro de Cascante, de Campanas…

En el plano social creo que nunca hubo tanta unanimidad para querer a un entrenador. Por encima de todo nos ha conquistado con su Jagobismo. A su buen hacer en el banquillo se le suma un tío humilde, sincero y empapado de la cultura que lo rodea. Jagoba era uno más de la familia. Te podías ir de cañas y encontrártelo, pedirle una foto, un autógrafo, que te regalaba de paso una conversación. Además, diría que nunca ha rehuido de la autocrítica. Ni cuando las cosas iban sobradas, ni cuando las cosas parecían no arrancar. Esto ha significado que todos fuéramos a muerte con él porque a uno de los tuyos nunca se le abandona.

En tres meses tocará decir adiós. Tocará resetear muchas cosas y es cierto que Osasuna seguirá adelante. Costará un tiempo el hacernos a la idea que Jagoba ya no será el entrenador de Osasuna y algunos melancólicos es posible que lo recordemos cada dos por tres… pero hay que seguir adelante, como la vida misma. Se vienen tiempos de incertidumbre y no fáciles precisamente, especialmente para esta directiva que ha tenido la buena y mala suerte de tener a Arrasate como el escudo de todo. Ahora no van a tener esa armadura, ni esa estabilidad social que nos daba Jagoba, ahora se van a tener que poner las pilas con problemas, y ojo como le dé a la pelotita por no entrar…

A ti, Jagoba, solo podemos estarte agradecidos por lo que nos has hecho disfrutar. Algunas generaciones de rojillos nos los has malacostumbrado y ahora nos va a tocar a los demás enseñarles cómo se lleva salvarse en la última jornada. Pero mereció la pena. Mereció mucho la pena. Te echaremos de menos, míster. Cuando quieras, vuelve, porque ésta siempre será tu casa.

*El autor es socio de Osasuna y miembro de la peña La Rana Rojilla