Osasuna debe aprovechar esta inercia que le empuja en los partidos en El Sadar que hace que todo fluya producto de un plan infalible que hace que el día salga bien sin remisión. Frente al Rayo Vallecano, que ofreció una imagen discreta, de equipo más contemplativo que beligerante y en situación de dominado como postura habitual, Arrasate tiene poco que pedir en lo que le atañe, porque el acierto, que no lo hubo en un puñado de jugadas claras, corresponde a sus futbolistas. En lo suyo, en su toma decisiones, debe sentirse seguro y feliz. La titularidad que le ha entregado a Aimar Oroz no solo se transforma en la mejoría del juego del grupo, sino que además se salda con goles; y el papel partiendo de secundarios que tuvieron Abde y Rubén García lo firmaría cualquier conjunto pasa sí. Estuvieron en el banquillo porque así está el turno y en el último minuto del partido protagonizaron la jugada decisiva del segundo gol. El primero, mostrando que si se quería un extremo para eso ha venido él; y el segundo, en la línea de gol, como un delantero hambriento evidenciando, en su caso, que la ambición es un buen motor. 

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La reunión de acontecimientos empujó a Osasuna a ser el justo vencedor frente al Rayo Vallecano, porque expuso más y mejores argumentos para ganar, y de paso, a certificar que en El Sadar se ha cogido la buena onda. Tres victorias seguidas en los tres primeros encuentros en casa suena a tambores de guerra cuando los rojillos juegan por aquí y a que la confianza, factor que se debe cuidar a cada día, a cada jornada, viaja por los cuatro costados en el estadio pamplonés, que quizás comience a reconocerse a sí mismo si se sostiene la racha. Con un acierto solo mediano, Osasuna hubiera dado carpetazo a la cita en la primera parte. Moi Gómez, este a los tres minutos, Aimar Oroz pasado el cuarto de hora, Chimy en el filo del minuto 20 y de nuevo al canterano a los treinta pusieron al Rayo al borde del precipicio. La falta de puntería, de chispa quizás en alguna de estas acciones, permitió al equipo madrileño mantenerse en la disputa tras ofrecer solo un par de apariciones por el área de Sergio Herrera. Nada se le podía objetar a Osasuna, siempre intachable de actitud –el juego estaba en el suficiente–, salvo esa ausencia del toque final dinamitero.

Por culpa de las circunstancias, una patada a Lucas Torró por parte de Pathé Ciss, le tocó a Arrasate realizar un cambio en el eje y dar entrada a Darko. El serbio, futbolista más de despliegue que de mantener la posición, dejó muestra de su gusto por las correrías en la jugada del primer gol. El centrocampista se metió en el área por el carril izquierdo con su ímpetu tradicional y su pase atrás no encontró mejor receptor. Aimar Oroz es un peligro con un metro de terreno y, solo en el área, se convierte en letal. El chaval, además, se armó un remate con maestría: un giro del tobillo para abrir con el interior del pie el resto de la portería. Un gol fantástico solo al alcance de futbolistas con clase.

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Imágenes del partido entre Osasuna y Rayo Vallecano Diario de Noticias

Antes de que Aimar estuviera cerca del segundo gol en otro disparo desde el borde del área, el Rayo protagonizó una jugada disparatada que de penalti a favor pasó a amarilla en contra. Álvaro dejó en el suelo a Nacho Vidal con un quiebro y, en lugar de continuar con la acción como fuera –llegada por el camino expétido, derrumbe en la barrida–, decidió dejar los tacos a la altura del pecho del osasunista. Una acción casi imposible de apreciar a su velocidad pero que el chivato del VAR expuso en su dimensión: una torpeza en un buen ataque.

El partido se fue despachando sin mucha emoción hasta que se enredó a la media hora. Una falta en la esquina del área permitió un lanzamiento de Lejeune que acabó en gol. La jugada sorprendió a todo el mundo, jugadores rojillos los primeros, porque el balón entró casi por el centro de la portería, a media altura, tras pasar junto a una barrera mínima y a un costado de Budimir. A Osasuna no le sentó bien el gol, que emergió y se vio por sorpresa metido en el partido tras muchos minutos de concesión. Abde, como Kike García y Pablo Ibáñez, como diez minutos antes Rubén, fueron reclamados para la traca final. Y salió. El extremo cedido por el Barcelona se lanzó entre rivales con rapidez y decisión y soltó un centro raso que pilló Rubén García en el área pequeña como un killer.

Si la guinda al partido se pone en el minuto 90, la incomodidad del resultado se transforma de golpe en gloria. La que se respira en El Sadar.

FICHA TÉCNICA

2 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Unai García, David García, Juan Cruz; Chimy Ávila (Rubén García, m. 71), Moncayola (Abde, m. 81), Lucas Torró (Darko, m. 52), Moi Gómez (Pablo Ibáñez, m. 81); Aimar Oroz, Budimir (Kike García, m. 81).

1 - Rayo Vallecano: Dimitrievski; Balliu, Lejeune, Catena, Fran Garcia; Salvi (Isi, m. 46), Óscar (Comesaña, m. 71), Ciss, Álvaro García; Camello (Falcao, m. 81), Trejo.

Goles: Aimar 1-0 (m. 55), Lejeune 1-1 (m. 75), Rubén Garcia 2-1 (m. 90).

Arbitro: Muñiz Ruiz (Comité gallego), asistido por Blanco Rodríguez y Hernández Ramos. El colegiado gallego mostró amarilla a Unai García y Juan Cruz por parte de Osasuna. A Álvaro y Ciss por parte del Rayo.

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada de LaLiga Santander disputada en el estadio de El Sadar ante 18.745 espectadores. El saque de honor corrió a cargo de Asier Martínez, atleta navarro ganador de la medalla de oro en 110 metros valla durante el europeo celebrado en Múnich.