Minutos antes del inicio del partido, un padre y un hijo compartían charla en los aledaños de El Sadar. Hablaban de fútbol, pero también de asuntos domésticos, como de qué hacer con esos objetos ya usados que los vástagos abandonan en el hogar de sus progenitores cuando se emancipan. Y tanto uno como otro coincidían en que es mejor guardar las cosas, porque a veces pueden hacer de nuevo su función cuando menos te lo esperas y porque también sirven para no olvidar asuntos trascendentes que ocurrieron en el pasado.

Se trata de un discurso más o menos parecido al que Braulio Vázquez y Jagoba Arrasate han recurrido esta semana en la que se ha cerrado el mercado de fichajes. Ambos se atrevieron a afirmar que Osasuna dispone esta temporada de su mejor plantilla en los últimos seis años, pero sin olvidar que el conjunto navarro compite en la actualidad en la máxima categoría gracias a un puñado de jugadores que o ya no están en el equipo o han perdido el protagonismo que tuvieron antaño.

Osasuna está comenzando a hacer equipo de una gran plantilla, con los nuevos (Aimar Oroz, Abde...) y los que ya estaban (Darko, Rubén García...)

Pero como en ocasiones la memoria es frágil y en otras las palabras se las lleva el viento, nada mejor que una ración de práctica para poner en boga todos estos asuntos. Y es que Aimar Oroz se sacó de la chistera otra soberbia actuación en su cuarta titularidad consecutiva en otros tantos partidos de Liga, ejercicio aderezado con un sensacional gol (el giro de tobillo para ajustar su remate el palo está al alcance de muy pocos), mientras que Abde aprovechó sus primeros minutos como rojillo para demostrar su condición de extremo puro y servir una asistencia de gol que sirvió para que Osasuna volviera a sumar tres puntos en El Sadar. Eso lo hicieron los nuevos, pero no hay que olvidar que Darko asistió a Aimar en el primer tanto del conjunto navarro, mientras que Rubén García fue el autor del gol del triunfo, ambos saliendo desde el banquillo, cuando lo habitual para ellos hasta el curso pasado era entrar una semana sí y otra también en las alineaciones iniciales.

Y así fue como Osasuna comenzó a hacer equipo de una gran plantilla (ya lo venía realizando en las tres jornadas precedentes), como también lo demuestra el esprint de Roberto Torres, otra vez sin minutos, para abrazar a Rubén García y después al resto de sus compañeros en cuanto el árbitro decretó el final del partido. Así que padre e hijo tenían razón: es mejor guardar lo que ya has usado. Por si acaso. Que se lo pregunten a Arrasate.