Cuando le cuestionaron a Jagoba Arrasate en la sala de prensa de El Sadar por la expulsión del Chimy Ávila, preguntándole directamente si se trataba de un error del árbitro o del futbolista, el entrenador de Osasuna respondió con dos versiones en una. “No he visto todavía la jugada en la tele, pero son de esas situaciones en las que, si sacas rápido, ya está, porque el árbitro estaba cerca y ha sacado tarjeta amarilla, pero, si esperas, puede pasar eso, que en una imagen se vea que le ha rozado o lo que sea, pero no lo sé, no lo he visto”, contestó el técnico rojillo.

Se trata de un buen resumen de una acción que resultó definitiva para el devenir del partido, porque corría el minuto 41 de la primera mitad del encuentro y con 0-1 en el marcador favorable al Getafe, el delantero argentino se abalanzó sobre el autor del primer tanto del conjunto azulón en la banda derecha, acción que acabó con el goleador retorciéndose en el suelo y una tarjeta amarilla para el Chimy Ávila. Ocurre que, mientras atendían al futbolista del cuadro visitante, desde el VAR, con el guipuzcoano De Burgos Bengoetxea al mando de las operaciones, le avisaron al colegiado del encuentro, el manchego Díaz de Mera, de que tal vez la entrada era merecedora de un castigo más severo que una tarjeta amarilla.

Fue entonces cuando comenzaron a pasar repeticiones de la jugada por televisión, las mismas que visionó durante apenas unos segundos el árbitro y que le sirvieron para anular la amarilla al argentino y convertirla en roja. El principio del fin para Osasuna, que jugó bien en superioridad numérica, pero que careció de capacidad de reacción en inferioridad.