La noche mágica de Osasuna en San Mamés sigue trufada de recuerdos imborrables. Con el paso de las horas, han trascendido otras escenas que al público rojillo le mantienen eufórico en una ola de éxtasis. Sin duda, que la actuación crepuscular de Sergio Herrera bajo palos ha desatado fervor en la parroquia navarra, a la que el portero se ha ganado de calle. No hay que olvidar que el muchacho conecta fácil con los suyos y así se dejó ver en la celebración en la Plaza del Castillo, donde habló de la gabarra y donde aprovechó para recordar: "Tengo a un director deportivo que me puso 14 millones de cláusula. Pero ¿adónde me voy a ir yo? Yo me quiero quedar aquí con vosotros". Antes, sobre el césped de Bilbao, Herrera se desplegó en lo que mejor sabe hacer, que consiste tanto en defender su portería como en arengar a los suyos. El guardameta de Miranda de Ebro encontró su espejo de motivación en la grada rojilla, con la que interactuó durante todo el encuentro y buscó con gestos de complicidad y el índice levantado.

En la prórroga, tras recibir un masaje y abrazarse al Chimy cuando este iba a saltar al campo, Herrera erigió su voz en la autoridad del vestuario. En una piña captada por la imágenes de Movistar +, a Herrera se le oyen las palabras claras que quiere que escuche su equipo. "Que fallen ellos, nosotros no fallamos", lanza voz en grito. Y así fue. Osasuna no concedió más. El Athletic cometió el error en una entrega de balón de Zárraga y de ahí vino la historia ya escrita.

Herrera, al acabar el encuentro, no cabía de felicidad en el traje amarillo chillón. "Qué puta sensación, no lo sabéis. Quién me manda correr ahora", dice extenuado. "Lo que hemos hecho, tíos", narra ante la cámara del club del que ya es faro.

Y si el guardameta es fiel reflejo del espíritu osasunista, otro chaval al que el fútbol le regaló un momento inolvidable es Pablo Ibáñez, marcando el primer gol en un escenario inmejorable. Otro momentazo que resume el convencimiento del equipo y el hecho de que el vestuario camine unido es la felicitación que el centrocampista de Mutilva recibió del Chimy Ávila al final del partido. El argentino, que jugó tieso y acabó agrietado, le agarró la cabeza a Ibáñez para festejar en común y ahí no pudo dejar de expresarse a su manera. "Te lo dije. Que solamente te fijaras en ti. Trabajo y trabajo para eso, ¡enhorabuena!", le soltó el delantero al canterano. Ambos, al igual que el cuadro entero de Arrasate, comparten una virtud. Por trabajo no va a ser.