No se imaginaba, creo, Jagoba que los penaltis iban a tener tanto peso en la eliminatoria. Y no en el final del partido, sino durante todo el mismo. Tanto recibir dos en contra, algo poco habitual, como el que le escamotearon nada más comenzar el encuentro en una jugada que ahonda el malestar rojillo con los árbitros que ya viene después de todo lo ocurrido en la Supercopa.

Penas máximas en El Sadar hubo unas cuantas. La primera es la pena que da el mal uso que se da de una herramienta como el VAR. ¿En serio la jugada de Budimir nada más comenzar el partido no da ni para una revisión? ¿Ni una visita al televisor? Las imágenes dan lugar a pensar de que hay un contacto (y no ligero) entre el defensa de la Real y el delantero croata cuando este se iba solo. Pero es que la nefasta actuación de los señores del monitor no acabó ahí. En la segunda mitad llamaron al colegiado para corregirle en el penalti de Catena. ¿Para decirle que viese que el contacto era extremadamente leve y que no era pena máxima? No, para que viese que ese toquecito era merecedor de roja. Cómo cambian el reglamento según a quién le toque, pues vaya usted a saber, pero si eso es penalti, roja, y decantar absolutamente una eliminatoria, se están cargando el fútbol. 

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Así ha sido el penalti de Catena Unai Beroiz

Y eso que Osasuna, a raíz de ese tanto, intentó con mucho orgullo y alguna que otra ocasión, empatar el partido. Hasta el punto que parecía que el que estaba con uno más era Osasuna. La entrada de Rubén García, especialmente, le dio una bomba de oxígeno al equipo de Arrasate, quien tuvo a un Areso en todo su esplendor físico como mejor jugador. El canterano está demostrando mucho hambre y es un buen ejemplo para lo que queda de temporada. Pero a Osasuna no le dio para más. Merino sentenció en un rebote de un segundo penalti (este más evidente) en el que los rojillos ya no tenían fuerzas ni para ir. 

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Así ha sido el penalti de Aitor Unai Beroiz

Y la pena máxima final es que a Osasuna solo le queda una Liga donde el objetivo primordial será salvarse, asunto aún lejos de conseguirse y nada menor, y nada más. Ahora sí que hay que centrarse en ello sin medias tintas, lo de la Copa, para otro año en el que decidan pitar con cierta decencia a Osasuna.