A Osasuna se le escapó el Barcelona en cuatro minutos fatídicos en un partido en el que la falta de urgencias en la clasificación quizás aminore el disgusto por la derrota. En un encuentro igualado, el remozado equipo de Arrasate –con ocho cambios respecto a la última alineación– estaba manteniendo más o menos controlada la contienda –porque siempre hay tensión en estos encuentros– cuando se precipitaron los acontecimientos. Vitor Roque, uno de esos jóvenes debutantes que suelen estrenarse tradicionalmente como goleadores contra los rojillos, atrapó de cabeza un centro sutil de Cancelo para marcar y terminar. Sufrida la acometida y casi sin tiempo para aposentarse en el campo ante la nueva situación, Unai García era eliminado del partido al ver la segunda amarilla. Vitor Roque andaba por ahí mejorando todavía más su aparición.

Pero curiosamente, con un hombre menos y un gol más enfrente, Osasuna ofreció los mejores minutos en el campo del Barcelona y fue capaz de crear ocasiones como para darle la vuelta al marcador frente a un conjunto blaugrana débil, triste, previsible y en evidente proceso de reconstrucción emocional. Desaparecido el Barça desde que se quedó con un futbolista más, los rojillos tomaron las riendas y en el tramo final del encuentro hicieron oportunidades claras por mediación de Raúl García, cuyo disparo se marchó fuera rozando un poste; Jon Moncayola, a la que respondió con un paradón Iñaki Peña; y en un barullo en el último del descuento en el que en un córner el balón se marchó junto al poste previo al pitido final. Por eso, aunque no hay miedo en la clasificación y este encuentro llegaba de regalo para recuperar el compromiso aplazado por la Supercopa, Osasuna se volvió para casa con la amargura de quien asume que con un poco más el resultado hubiese sido otro. Que también este Barcelona es el más gris de los últimos tiempos y que pocas veces se va a mostrar tan desarmado como para haberle hecho daño. Además de las dificultades creadas por el rival y las generadas por el árbitro –junto al rasero distinto para las dos amarillas respecto a otras, también se tragó un penalti de Araujo a Arnaiz–, la conclusión es que se debe mejorar la puntería para sumar. Frente al Barcelona fue una cuestión decisiva.

Osasuna vivió una tarde de la que sacar conclusiones y hacer reflexiones, de las que dejan un mal sabor. También los encuentros contra equipos grandes son proclives a favorecer algún tipo de rareza, como que cuando todo pintaba peor, con un gol en contra y con un futbolista menos, el juego mejore; o que la reunión de muchos futbolistas que no han coincidido en las alineaciones no chirríe y ofrezca un comportamiento más que correcto. La reivindicación de los valores del grupo fue clara ante el Barça a pesar del riesgo que ello suponía.

Osasuna no sufrió en el primer tiempo, cosa que nunca esta en el guion cuando se visita a un gran equipo. No le faltó empuje al Barcelona a la hora de poblar el área de los rojillos a base de centros, pero nunca hubo acierto en los remates de cabeza o, en la acción más clara, Fermín remató contra el lado contrario un balón fantástico que caía sobre el área pequeña. Los hombres de Arrasate tuvieron la situación controlada en todo momento e incluso salieron a la contra en varias oportunidades. La única oportunidad fue un remate de cabeza de Budimir que, de forma atropellada, mandó la pelota fuera tras haber gestionado bien Osasuna otro córner en el toque con la testa previo de Torró. La falta de entusiasmo, de un estilo con el que intentar llegar al gol, le echó una mano a Osasuna, que estuvo ordenado en defensa y serio en las disputas. Como correspondía al plan.

El equipo de Xavi parece que va a tirar hasta final de temporada más de temperamento y de emoción que de ciencia futbolística, porque esta larga despedida que se ha organizado el entrenador antes de marcharse el 30 de junio no parece que acepte muchas ecuaciones para pintar en la pizarra. El Barcelona de la crisis sabe apretar, es lo único que le queda con el libro de ruta caducado, y así entró en el partido tras el descanso. Lamine Yamal se topó con Aitor Fernández a los dos minutos tras una buena maniobra de ataque y el joven internacional también coló un balón un rato después al que no llegó Gundogan. Osasuna cayó en la zona negra cuando Vitor Roque remató de cabeza en la primera pelota que tocó tras salir al campo. Hubo un buen centro de Cancelo que atropelló a la defensa rojilla, como lo hizo el ímpetu del brasileño.

Cuatro minutos después, Unai García vio una segunda cartulina amarilla que volvió a erigir un monumento a la falta de criterio arbitral, porque similares acciones en el centro del campo incluso con mayor aparatosidad no fueron castigadas para el Barcelona con el mismo rango. Osasuna estuvo entonces mejor con diez, borró al Barça de las inmediaciones de su área e hizo temblar a la grada hasta el último suspiro del último minuto. Al final, resultó una tarde fatídica. De esas que pasan casi siempre porque sí contra los equipos grandes.

1 - Barcelona: Iñaki Peña; Kounde, Araujo, Cubarsí, Cancelo; De Jong, Gündogan, Pedri (Romeu, min.77); Lamine Yamal, Lewandowski, Ferran (Fermín, min.7, por Vitor Roque, min.62).


0 - Osasuna: Aitor; Areso, David García, Unai García, Herrando, Mojica; Moncayola (Kike Barja, min.83), Torró (Ibáñez, min.83), Aimar (Brasanac, min.68); Budimir (Rubén García, min.68), Arnáiz (Raúl García, min.68).


Goles: 1-0: Vitor Roque, min.63.


Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Mostró amarilla a Pedri (min.53) y expulsó por doble amonestación a Unai García (min.16 y min.67).


Incidencias: Partido de la jornada 20 de LaLiga EA Sports entre Barcelona y Osasuna disputado en el Estadio Olímpico Lluís Companys ante 37.888 espectadores.