Está Osasuna sumido en una peligrosísima espiral de sensaciones (los resultados también, pero por suerte hay poco en juego en la clasificación) que no lleva a ningún sitio bueno y que da una mala impresión que echa para atrás. Lo de Granada, sin tapujos, fue uno de los peores partidos que se recuerda de la era Arrasate. Y no hablamos del juego, sino de la actitud. 

Es entendible que para todos los presentes en el club, lo de motivarse con quedar novenos en vez de décimos es más un discurso vacío que algo que realmente llegue, pero lo que no perdona el osasunismo es la dejadez, la desidia. Vamos, no tener ni un poquito de sangre para defender un escudo que, no olvidemos, a muchos de los presentes en la plantilla les ha colocado en Primera división o les ha dado una salvadora segunda oportunidad. 

Que sí, que pasar de jugar la final de Copa a lo de este año es como dejar de comer chuletón para volver a las lentejas. Ya, pero las lentejas pueden estar ricas o ser horribles según cómo las hagas y el empeño que le pongas. 

Las declaraciones de Jagoba al acabar el partido dan a entender que por lo menos él no tiene pinta de que vaya a dejarse ir en lo poco que queda de temporada. Herrera fue en la misma línea. Es importante que el vestuario reaccione, por que ni el osasunismo ni Jagoba merecen acabar esta etapa tan gloriosa con este sabor de boca tan horrible. Y además es que después de las declaraciones post partido, la plantilla deportiva quería muy marcada si no tiene una reacción rápida. Parecería que usan las mismas cortinas de humo que alguno de los altos ejecutivos rojillos, y eso no es bueno ni saludable para la entidad. 

Vamos, que no se puede repetir lo de Granada. Se gane o se pierda, Osasuna debe de respetar los valores del club por encima de todo. ¿O alguno no se acuerda de los aplausos y los ánimos al acabar la final de Copa? Pues es que la afición rojilla no premia el resultado por encima de todo, sino el esfuerzo, el compromiso y todos esos valores que no se vieron ni de lejos en Granada. 

Quedan pocos partidos y serán los jugadores quien decidan si se pueden hacer muy largos o ser una buena despedida de la temporada y de su entrenador.