Aunque José Miguel López no está emparentado con la familia Martínez, sus orígenes como castañero tienen cierto vínculo. De joven López trabajaba todos los veranos en Suiza. “Allí me tiraba cinco meses”. De vuelta a Pamplona se fijaba en Miguel, padre de Miguel y Andoni, y su puesto de castañas. “Si a este hombre le da, y antes había habido muchos más, ¿por qué a mí no?”, pensaba. “Eché la instancia al Ayuntamiento, se me concedió... y ahí arranqué”. Sin conocimiento previo, solo con la percepción de que podía funcionar. Con el mismo espíritu emprendedor, más adelante “se me ocurrió la idea de poner barquillos en Sarasate. Ya había conseguido una barquillera antigua que restauré, eché la instancia al Ayuntamiento, me la concedió y fue un éxito”. Durante 28 años compaginó castañas y barquillos. “Esperaba un par de meses y arrancaba. Pero con los años todo decae, y al final no me compensaba. Ya no era lo mismo. Me iba bien, tenía un obrador de barquillos en Tajonar que distribuía al norte de España. Pero decidí dejarlo, tantas horas, tantas horas... tengo una vida propia y necesito vivirla. Alquilo la nave, vendo la maquinaria y ya está”, recuerda.

Josemi echa un vistazo a sus castañas, casi a punto. Unai Beroiz

Se quitó de barquillero pero no de castañero, “aunque debería ser más psicólogo que castañero”, resume sobre los pormenores de su oficio. Es precisamente eso lo que le invita a seguir en Estafeta, calle en la que se instala en San Fermín Txikito y se retira “cuando la castaña flojea”, puede que después de Reyes, a finales de enero o hasta en febrero. “Al final me gusta la calle y el trato con la gente. Aquí llevo 41 años y me conozco a todos, además de que siempre he vivido en el Casco Viejo o el Ensanche. He ido viendo crecer a la gente”, explica.

"Me gusta la calle y el trato con la gente. Aquí llevo 41 años y me conozco a todos. He ido viendo crecer a la gente”

José Miguel López - Castañero en Estafeta

“Hay quien me pregunta ‘¿y cuándo te vas a jubilar?’ Vamos a ver, es que estoy muy bien. Me siento muy fuerte y aquí voy a seguir con la castaña. Igual el año que viene tengo achaques y digo, ‘quieto parao’. Pero hoy por hoy, seguiré”. Lo hará todos los días “a piñón fijo. Es que es temporada, y como falles un día porque has tenido una avería o por las razones que sean, la gente te hace reproches”, bromea. 

Josemi añade al fuego una carga de castañas. Unai Beroiz