“Empecé como voluntaria vendiendo boletos hace más de 20 años. Al poco tiempo, me seleccionaron para incorporarme a la Junta de Compras porque necesitaban a una persona que se ocupase del puesto de registro de bolsas que se les entrega a los voluntarios. Me lancé a ello remarcando que empezaba de prueba durante un año. Y aquí sigo a día de hoy”, explica Amparo Goñi con una sonrisa.

Recordando sus inicios, asegura que vio una oportunidad muy clara de poder contribuir con Cáritas cuando se quedó “libre de responsabilidades”. “Cuando conseguí turno fijo de mañanas en mi trabajo y mis hijas se hicieron mayores y más independientes, supe que ese era el momento”, aclara. Desde entonces, los ganadores reciben su sonrisa en la entrega del premio.

Amparo, una mujer con corazón solidario, contribuye también con la Hospitalidad Navarra de Nuestra Señora de Lourdes y Cáritas Parroquial de San Juan, el barrio donde vive. En esta última, todos los martes del año atiende al público, y una vez al mes reparte alimentos.

“Ahí es donde puedes ver perfectamente las necesidades que tiene la gente y la labor tan importante que hace Cáritas”

Amparo Goñi Huarte - Voluntaria de Cáritas y responsable de la sección de premios de la Tómbola

A través de las actividades de Cáritas considera que se puede realizar una radiografía de la sociedad: “Ahí es donde puedes ver perfectamente las necesidades que tiene la gente y la labor tan importante que hace Cáritas”. Además de su dedicación incansable durante estos años, consigue también contagiar su generosidad y que su entorno contribuya. De esta manera, logró que su marido ayudase en la organización, que suma ya en torno a 20 años de voluntario en Cáritas

Este año se celebra la 78ª edición y el interés por seguir participando en este juego de azar se ha ido transmitiendo de mayores a jóvenes. Muchos de los participantes de tercera edad acuden con sus nietos, una acción que les brinda felicidad a las diferentes generaciones. Pero Amparo asegura que la conciencia que tiene cada grupo de edad sobre la Tómbola es completamente diferente: “Los niños pequeños vienen entusiasmados en busca de los premios, y dependiendo de la recompensa, se van más o menos contentos. En cambio, los adultos ya saben que contribuyen con la organización, y ellos ya tienen conciencia de cuáles son los fines de Cáritas y la cantidad de gente que se beneficia de los logros de esta entidad”. 

Entre las dificultades que se ha encontrado a lo largo de los años en la organización de la Tómbola está la de encontrar nuevos voluntarios. Así como la ambición por comprar boletos en la Tómbola sí que ha pasado de generación en generación, el interés por ser voluntario no ha llevado el mismo camino.

“Por lo general, el perfil de un voluntario de la Tómbola es una persona jubilada o prejubilada”

“Por lo general, el perfil de un voluntario de la Tómbola es una persona jubilada o prejubilada”, explica la responsable de la sección de premios. Los voluntarios se consiguen o bien por medio de la campaña que hace Cáritas directamente desde la cúpula, o bien por el boca-boca.

Amparo asegura que ha vivido experiencias muy bonitas en su trayectoria de casi 30 años en la Tómbola de Cáritas de Pamplona, tanto que siente que es su segunda casa. Entre las múltiples vivencias, recuerda aquellos tiempos en los que la tómbola permanecía abierta en Sanfermines hasta la noche: “Las barracas estaban instaladas en la calle Yanguas y Miranda y había muy buen ambiente por aquí. La gente estaba en su salsa y los que se acercaban a última hora conseguían alegrarnos el día y siempre cerrábamos con muchas risas”. 

Organización previa

Para instalar el campamento en el paseo Sarasate se requiere una organización de un año entero. La compra-venta de boletos comienza el 1 de junio y finaliza el 15 de julio, pero la cara b de la moneda oculta un trabajo que exige meses y meses de preparación. Después de cerrar la tómbola, se trasladan con los premios restantes a la sede de Cáritas de la calle San Antón. Allí permanecen hasta el 16 de agosto, ya que los participantes del juego tienen hasta un mes de plazo desde la fecha de compra de boleto para recoger su premio.

Una vez pasado este tiempo, los premios que no se han recogido se llevan al almacén de Beriáin, donde se guardan hasta la próxima edición. En octubre se hace un inventario con todo lo recaudado y se finaliza el trámite de facturas. Una vez terminado el papeleo, es turno de decidir la cantidad de boletos que se venderán el próximo año y se establece el precio. Cuando determinan la cifra exacta, se distribuye la cantidad de boletos que irán destinados a sorteo, reúna y premio directo. Es entonces cuando comienza el proceso de compra de premios, que tiene una duración de 4-5 meses.