La pérdida de un familiar en una atentado terrorista es una herida que condiciona para siempre las vidas de los allegados y causa un daño irreversible. Sin embargo, acciones y actos de reparación como el celebrado ayer en Vitoria-Gasteiz sirven para, al menos, paliar o aliviar la sensación de desamparo que han vivido durante décadas las familias de víctimas de la violencia de ETA en Euskadi y en el Estado.

Así lo atestiguan quienes participaron en este nuevo acto de entrega de cuadernos de Memoria y Reconocimiento que celebraron el Gobierno vasco y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en el Palacio Villa Suso de la capital alavesa. “Ha sido un acto muy bonito, y ayuda”, relataba a este diario una de las personas que recogió una de las carpetas de manos de la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa.

La de ayer fue la segunda edición de estos homenajes impulsados por Lakua y, en esta ocasión, fueron 11 las víctimas de atentados de ETA sin resolver que participaron; todos ellos allegados de asesinados por la organización terrorista en el año 1980, que fue el más mortífero de su trayectoria con un total de 91 muertos.

A pesar de que en los casos de los homenajeados ayer no se conoce la autoría de los crímenes y parece difícil resolverla tras el paso de los años, el Gobierno vasco y la AVT tratan con estos actos de que los familiares obtengan una suerte de reconocimiento y de reparación institucional tras un olvido sufrido durante años que han denunciado las propias víctimas.

En esa línea, desde el Ejecutivo autonómico aprovecharon la ocasión para reivindicar las políticas de memoria desarrolladas en los últimos años y reclamar de cara al futuro “una memoria con verdad”.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, insistió en su intervención en el compromiso del Ejecutivo de Iñigo Urkullu con las víctimas del terrorismo y explicó que la iniciativa busca “recordar y reivindicar a las personas asesinadas, a las que el terrorismo quiso deshumanizar”. Por todo ello, abogó por una Euskadi que tenga “un futuro con memoria, y una memoria con verdad”.

“Una verdad que nos permita a todos mirar a los ojos a las víctimas y proclamar que fue injusto, radicalmente injusto”, añadió la consejera en este acto enmarcado también en la celebración de hoy del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo.

52 carpetas

Fueron 11 cuadernos los que se entregaron en persona en Vitoria-Gasteiz, pero en los últimos meses se han elaborado un total de 52 carpetas que recopilan casos de víctimas del terrorismo de ETA con esclarecimiento incompleto.

Previamente, Lakua celebró en diciembre de 2021 una primera entrega a un total de 86 víctimas de ETA de estos cuadernos de Memoria y Reconocimiento, que son elaborados por la Dirección de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad del departamento de Melgosa en colaboración con la AVT. Para esta segunda ocasión, han sido 52 los dossieres completados, en un proceso que no acaba aquí y seguirá en desarrollo.

“Barakaldo, Ispaster, Irun, Sestao, Amurrio, Eibar, Markina-Xemein, Gasteiz, Eibar, Donostia. Estas localidades forman parte del mapa del terror del País Vasco. Son, sin duda para ustedes, municipios de triste recuerdo, ya que en ellos fueron asesinados vuestros esposos, hijos, padres y hermanos”, recordó Melgosa en relación a las localidades en las que fueron asesinados los allegados de las 11 víctimas presentes en el acto.

Acto seguido, la consejera citó “un segundo mapa” formado por Getxo, Sestao, Amurrio, Sopuerta, Almería, Córdoba, Sevilla, Valencia, Salamanca, Madrid y Logroño, las localidades donde ahora residen estas familias y que “han formado y forman el mapa de vuestro duelo, de vuestra resiliencia”.

Nerea Melgosa incidió en la sinrazón y el sinsentido de una violencia para la que no hay justificación posible: “¿Por qué? fue seguramente la primera pregunta que os hicisteis aquél fatídico día. No lo podíais entender, porque no hay explicación posible; porque no hay razón, ni causa política, ni no política que justifique un asesinato. No la hubo ni la habrá”.

En esa línea, Melgosa, en calidad de representante institucional, hizo autocrítica y pidió perdón a las familias al reconocer que “no supimos siempre estar cerca y acompañaros cuando más lo necesitabais”. Por último, destacó la situación de muchos de esos asesinatos que hoy “siguen abiertos, porque no hay verdad judicial o el esclarecimiento de los hechos es insuficiente e incompleto”. “No podemos devolverles la vida. No podemos desde el Gobierno vasco hoy ofreceros la verdad judicial, pero queremos contribuir a la verdad”, concluyó.

Tres voces de víctimas

En el acto participaron Adeli Becerra, hermana de Joaquín Becerra Calvente, muerto a manos de ETA en Amurrio el 2 de julio de 1980; José Ignacio Ustarán, hijo de José Ignacio Ustarán Ramírez, asesinado en Gasteiz el 20 de septiembre de 1980; y Ruth Doval Inclan, hija de Juan de Dios Doval de Mateo, asesinado por ETA en Donostia el 31 de octubre de 1980. Los tres relataron en primera persona sus vivencias, que ya adelantaron ayer a este diario.