Los desayunos de los miércoles cruzaron hace tiempo las líneas rojas pero cada sesión de control en el Congreso supone un paso más en la radicalización del discurso político. Lo acontecido hoy ha superado todos los límites, con Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo atizándose a pecho descubierto a cuenta de la corrupción, desbocados, sin control y sin nadie ni nada que les detenga. La degeneración de la vida democrática en esencia. Al caso Koldo le ha seguido el de Ayuso, y nada parece que pueda detener esta desenfrenada carrera donde por las costuras de la pandemia arrecian los comportamientos más obscenos con ánimo de lucro. El líder del PP se había preparado abrir el fuego con el “silencio cómplice” del presidente del Ejecutivo por la trama que despeñó al exministro José Luis Ábalos, espetándole que “lo sabía y lo tapó, y el que el calla otorga”; pero se ha topado con que horas antes se airearon los tejemanejes y el presunto fraude fiscal de la pareja sentimental de la lideresa madrileña (350.951 euros a través de facturas falsas), lo que ha propiciado una bocanada de aire fresco en la bancada socialista. Y munición. “Le pido que exija la dimisión de Isabel Díaz Ayuso aunque le cueste el puesto, como a su antecesor Pablo Casado”, ha inquirido Sánchez a Feijóo con vehemencia y hasta en dos ocasiones. “Cuanto más encienda el ventilador, más acredita su desesperación”, ha tratado después el popular de soltar lastre.

El dirigente gallego ha manifestado que “el futuro de Sánchez está amenazado por la corrupción”. Y se ha referido a “la económica”, en tanto que “el Ejecutivo del PSOE pagó por mascarillas que la trama Koldo convirtió en mordidas”. Pero ha ido más allá, aludiendo a la “corrupción política de haber comprado la presidencia a cambio de impunidad”, una especie de vuelta de tuerca a lo que la derecha entiende que es el Gobierno “ilegítimo” de coalición, poniendo en duda la legalidad de los acuerdos de los socialistas con sus socios parlamentarios. Respecto al primer asunto, Feijóo ha relatado que desde Moncloa se “pidió a otros que compraran” los cubrebocas, “se dio el chivatazo a los investigados” y –ha añadido– “se recibió en el aeropuerto de Barajas a la vicepresidenta venezolana de Maduro con los miembros de la trama”, en referencia al llamado caso Delcy, cuya reapertura el PP quiere solicitar por su vinculación con la red del exasesor de Ábalos. Ha evocado además el episodio de Air Europa, destacando que el Gabinete de Sánchez “negoció un rescate millonario a una empresa con uno de los líderes de la trama” y sugiriendo que esta línea aérea “tenía vínculos de naturaleza económica y profesional con su mujer, Begoña Gómez”, esposa del presidente español, cuestión que el PP denunciará ante la Oficina de Conflictos de Intereses por no ausentarse el líder del PSOE de los Consejos de Ministros que decidieron ayudar a esta compañía. “Estamos ante un supuesto muy grave de corrupción que afecta a su Gobierno, a su partido y probablemente a usted”, ha resumido Feijóo.

Pero Sánchez ha recogido el guante en un día que el caso Ayuso se lo ponía fácil, presumiendo de colaborar con la Justicia, de rendir cuentas en las Cortes creando una comisión de investigación, de adoptar responsabilidades políticas en sus filas, “sin doble vara de medir ni leyes del embudo”, y contraatacando. “Sean coherentes. Ustedes pidieron la dimisión de la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, por un caso que afectaba a su pareja y que posteriormente fue archivado. Le exijo que pida la dimisión de la señora Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, que tenga coraje, que sea valiente”, ha replicado el presidente del Gobierno. “Entonces empezará a ser usted algo creíble en la ejemplaridad y en la lucha contra la corrupción”, ha proseguido Sánchez ante un hemiciclo alborotado para luego rematar la faena sacando a relucir las conexiones íntimas de Feijóo con un “capo del narcotráfico” (Marcial Dorado) en Galicia. 

Del "narco" a Begoña Gómez

“No hablemos de terceras personas sino de nosotros dos. Vamos a imaginar que yo soy alto cargo de una comunidad autónoma, pongamos que de la Xunta de Galicia. Y durante cinco años se desarrolla una relación de estrecha amistad con un capo del narcotráfico”, ha evocado, refiriéndose después a comidas, hoteles, vacaciones juntos, así como viajes a Canarias, Ibiza, Portugal o “incluso Andorra, donde supuestamente este narcotraficante blanqueó 21 millones de los francos franceses de entonces”. Disertación que ha zanjado así: “Seguro que pediría usted mi dimisión. Pero no lo hace porque fue usted el que desarrolló esa amistad. Con ese historial, ha podido escalar a lo más alto de su partido pero en el PSOE no hubiera llegado ni a concejal de pueblo”.

Feijóo la ha afeado el recordatorio profundizando en las supuestas conductas de ciertos miembros próximos al PSOE. “Fiestas sórdidas, fotografías que no se pueden enseñar, armas, tráfico de maletas, decenas de móviles, Ferraris, Lamborghinis, chivatazos. ¿De verdad no debe ser usted un poco más prudente?”, se ha preguntado. “Se está investigando a su Gobierno y a usted”, ha dicho, para censurarle a Sánchez haber cometido “un gravísimo error” en la sesión de control al hablar de la pareja de Ayuso. “Allá usted, seguro que en su casa no están muy contentos con lo que usted acaba de decir. Usted es el responsable de subir este tono”, le ha advertido con otra referencia velada a la mujer de Sánchez y anunciando una “oposición implacable” con la corrupción como la que “usted mismo hizo para llegar a la presidencia” con el caso Gurtel. “Señor Sánchez, ésta es su trama de corrupción”, ha cerrado su alegato entre toneladas de chapapote verbal, como la desparramada por la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, en su turno de intervención, donde ha criticado a Sánchez por apuntar a Ayuso cuando el PSOE tiene detrás “coca, mordidas, prostíbulos, saunas. Eso es Koldo, eso es Tito Berni, eso es el GPS que le llevó a usted a la Moncloa”. La ministra de Sanidad, Mónica García, también ha puesto su firma: “¡Qué mala suerte tiene la señora Ayuso! Madre mía, que no se encuentra con un ex por la calle, pero a todo el que se encuentra le da una mordida. ¡Y ahora vienen con que esto es una cacería al Partido Popular!”. La bola de nieve no para de crecer.