Hace un par de décadas el entonces personaje televisivo cubano Dinio, que saltó a la fama por su supuesto romance con la folclórica (ya fallecida) Marujita Díaz, trataba de excusarse de sus líos de faldas y sus juergas sin fin con aquella frase mítica de “la noche me confunde”. Algo así debió de pensar hace unas semanas un joven brasileño, que se pasó cuatro días de fiesta en Río de Janeiro sin ser ser consciente de que le habían disparado y de que tenía una bala alojada en su cabeza.

Mateus Facio, estudiante de 21 años, creyó que le habían arrojado una piedra en la cabeza, porque sintió un fuerte golpe al que siguió una hemorragia durante una fiesta en la playa en las celebraciones por el fin de año en la populosa ciudad brasileña, a la que viajó expresamente para festejar la Nochevieja. Pero como no tardó en dejar de sangrar, se duchó y decidió seguir la fiesta, una juerga que se prolongó durante nada menos que cuatro días, sin saber que la pedrada no había sido tal, sino un disparo, y que la bala lo estuvo acompañando durante todas esas jornadas de desenfreno.

Facio, en una foto que subió el 2 de enero, durante su juerga de cuatro días en Río de Janeiro.

Facio, en una foto que subió el 2 de enero, durante su juerga de cuatro días en Río de Janeiro. Instagram (@mateusfacio)

Tras finalizar la larguísima celebración, en la que se olvidó totalmente de la herida, Facio se dio cuenta de que algo no iba bien cuando en su viaje de regreso en coche a su casa, situada en el sur de Brasil, comenzó a sufrir continuos espasmos en el brazo derecho, que le provocaron tener que parar constantemente y que su viaje durase siete horas en lugar de las cuatro y media habituales.

Preocupado por lo que le sucedía, decidió dos días después acudir al hospital, donde una tomografía computerizada reveló que había una bala alojada en su cerebro, lo que obligó a una delicada y urgente operación para poder extraerla. Una intervención realizada con éxito que salvó su vida y ya se recupera en casa tras pasar dos días en cuidados intensivos, aunque los médicos aseguran que necesitará al menos un mes para poder volver a llevar una vida normal.

El neurocirujano que lo intervino explicó que parte de la bala penetró en su cerebro, provocando una compresión que fue la responsable de desencadenar los movimientos involuntarios de su brazo. Y afirmó que Facio tuvo mucha suerte, porque si la bala hubiese avanzado unos milímetros más podría haber resultado mucho más dañina, provocando la parálisis de su brazo o incluso que medio cuerpo se le quedara paralizado.