En la búsqueda constante de mantener una vida saludable, los alimentos y suplementos nutricionales han sido objeto de atención durante décadas. Entre estos, el omega-3, un tipo de grasa saludable, ha ganado reconocimiento y popularidad debido a sus impactantes beneficios para la salud.

Para comprender sus beneficios, es comprender esencial qué es. Se trata de un tipo de ácido graso esencial que el cuerpo humano no puede producir por sí solo y, por lo tanto, debe obtenerse a través de la alimentación o suplementos. Los tipos más comunes de omega-3 son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), que se encuentran en alimentos como el pescado graso, las nueces y el aceite de linaza.

Salud cardiovascular

Uno de los beneficios más estudiados y notables del omega-3 es su capacidad para promover la salud cardiovascular. Numerosos estudios han demostrado que el consumo regular de omega-3 reduce los niveles de triglicéridos en la sangre, disminuye la presión arterial y previene la formación de coágulos sanguíneos. Estos efectos ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares.

Salud mental

Además de su impacto en la salud del corazón, el omega-3 también desempeña un papel fundamental en la salud mental. Se ha demostrado que el consumo de ácidos grasos omega-3, especialmente el DHA, está relacionado con la reducción de la depresión, la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo. Estos nutrientes también son esenciales para el desarrollo del cerebro en etapas tempranas de la vida y pueden ayudar a mantener la función cerebral en la edad adulta.

Reducción de la inflamación

La degradación crónica es un factor subyacente en muchas enfermedades, desde el cáncer hasta la artritis. El omega-3 tiene propiedades antiinflamatorias notables que pueden ayudar a combatir este problema. Estudios han demostrado que los ácidos grasos omega-3 pueden reducir la producción de moléculas inflamatorias, lo que a su vez puede disminuir el riesgo de enfermedades inflamatorias crónicas.

Apoyo a la salud ocular

La salud de los ojos es crucial, especialmente a medida que envejecemos. El omega-3 puede desempeñar un papel en la prevención de la degeneración macular, una de las principales causas de ceguera en adultos mayores. Estudios sugieren que una dieta rica en omega-3 puede mantener la salud ocular y reducir el riesgo de afecciones oculares relacionadas con la edad.

En la dieta

Para aprovechar los beneficios del omega-3, es esencial incorporarlo en la dieta. Fuentes ricas incluyen pescados grasos como el salmón, la caballa y el arenque, así como nueces y semillas de lino. Aquellos que no consumen suficiente omega-3 a través de la dieta pueden considerar suplementos de aceite de pescado, pero siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplemento.

Hay que destacar, eso sí, que los aceites de pescado concentrados deben estar libres de contaminantes: metales pesados (mercurio,cadmio), PCB, dioxinas y por este motivo deben cumplir ciertas normas en su fabricación, las que deben estar certificadas siempre por IFOS.

Mejora la concentración y la atención en niños

El consumo adecuado de omega 3 puede ser beneficioso para la concentración y el aprendizaje en la etapa infantil. Los ácidos grasos omega 3, especialmente el ácido docosahexaenoico (DHA), son componentes estructurales importantes del cerebro y juegan un papel fundamental en el desarrollo del sistema nervioso.

Varios estudios han demostrado que los niños que consumen suficiente omega 3 tienen un mejor rendimiento cognitivo, incluyendo una mejor memoria, atención y capacidades de resolución de problemas. Además, se ha demostrado que el DHA mejora la velocidad de procesamiento de la información y promueve un comportamiento más tranquilo y menos agresivo en los niños.

De esta manera, las investigaciones demuestran que el consumo de DHA está siendo además de gran utilidad en el síndrome de déficit atencional con y sin hiperactividad (TDAH o TDA) y en dificultades del aprendizaje como la dislexia o alteraciones de la psicomotricidad.

Existen varias fuentes de omega 3, como los pescados grasos (salmón, atún, sardinas), el aceite de pescado, las nueces, las semillas de chía y la linaza. Sin embargo, algunos niños pueden tener dificultades para obtener suficiente omega 3 a través de su alimentación, por lo que los suplementos pueden ser una opción. Es recomendable consultar con un médico o nutricionista para determinar la dosis adecuada y asegurarse de que no haya ninguna contraindicación o interacción con otros medicamentos. Además, es fundamental tener una alimentación equilibrada y variada para obtener todos los nutrientes necesarios para un óptimo desarrollo y funcionamiento del cerebro.