En el marco de la Semana Europea de la Movilidad, se ha puesto de manifiesto una creciente preocupación por los problemas medioambientales generados por la movilidad tradicional. En este contexto, la electrificación de los vehículos emerge como una alternativa prometedora para lograr una movilidad más sostenible y amigable con el medio ambiente.

De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, el sector del transporte es el único que actualmente se encuentra en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Esto significa que, si se mantiene el ritmo actual de crecimiento en la producción y venta de vehículos eléctricos, es probable que la descarbonización del transporte sea una realidad para el año 2050. Ya en la actualidad, uno de cada cuatro vehículos de dos ruedas, desde scooters hasta motocicletas, es eléctrico, y el número de automóviles eléctricos en circulación se acerca a los 10 millones en todo el mundo.

Las proyecciones indican que para el año 2030, el 13,4 % de las ventas de automóviles serán vehículos eléctricos. En un escenario realista, para mediados de siglo, podrían circular más de 700 millones de vehículos eléctricos en las carreteras de todo el mundo, y estos representarían la mayoría de las ventas en los principales mercados, incluyendo la Unión Europea, Estados Unidos y China.

Países como Noruega, donde más del 50% de las ventas de vehículos son eléctricos, están liderando el camino en esta transición, pero prácticamente todos los países tienen estrategias en marcha para impulsar la electrificación del transporte. La razón principal radica en la posibilidad de reducir las emisiones sin alterar el modelo de movilidad, que depende en gran medida de los vehículos privados, ni la industria automotriz, que es una de las principales fuentes de riqueza global, contribuyendo con un 3% al PIB mundial.

Entre las estrategias más ambiciosas se destacan las de países como el Reino Unido y la mayoría de los países nórdicos, que han decidido prohibir la venta de automóviles con motores de combustión interna para el año 2030. Sin embargo, existe incertidumbre sobre si reemplazar los vehículos de gasolina y diésel con vehículos eléctricos resolverá completamente el problema. Según el Instituto World Resources (WRI), las necesidades energéticas del transporte seguirán aumentando durante el resto del siglo, incluso si todos los países implementan estrategias ambiciosas para transformar la movilidad.

Las alternativas incluyen no solo la electrificación, sino también la promoción de la movilidad colectiva, tanto en entornos urbanos como interurbanos, así como la adopción de servicios de movilidad como un servicio (movilidad como servicio), y la reducción de la dependencia del automóvil privado como medio de transporte principal. Esto garantizaría un futuro sin emisiones y, al mismo tiempo, una reducción de los problemas de congestión en las ciudades.

Respuesta de la industria

La electromovilidad y la electrificación de los coches están desempeñando un papel fundamental en la reinvención de la industria automotriz y en la creación de un futuro de movilidad más sostenible. Estas dos tendencias interconectadas tienen el poder de cambiar la forma en que nos desplazamos, reducir nuestra huella ambiental y mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades.

La electrificación de los coches, un proceso que implica la sustitución de los motores de combustión interna por motores eléctricos alimentados por baterías, es la columna vertebral de esta transformación. Los vehículos eléctricos (VE) se han convertido en la respuesta de la industria a la demanda de movilidad más limpia y eficiente.

Una de las ventajas clave de los vehículos eléctricos radica en su eficiencia energética superior. Los motores eléctricos convierten la energía en movimiento de manera mucho más efectiva que los motores de combustión interna, lo que se traduce en un menor consumo de energía y una mayor autonomía por carga de batería. Esto no solo reduce los costos de operación para los conductores, sino que también contribuye a la mitigación del cambio climático. Es decir, los vehículos eléctricos eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero y reducen la dependencia de los combustibles fósiles, contribuyendo así a mejorar la calidad del aire en las áreas urbanas, donde la contaminación se ha convertido en una preocupación creciente para la salud pública.

Asimismo, la electrificación de los coches ha impulsado avances tecnológicos significativos. Las baterías de iones de litio, en particular, han emergido como el estándar de la industria debido a su capacidad de almacenamiento de energía, densidad de potencia y durabilidad mejoradas. Estos avances también tienen aplicaciones en el almacenamiento de energía en el hogar y la integración de fuentes de energía renovable en la red eléctrica.

Por otra parte, también la electrificación de los coches ha dado lugar a una ola de innovación en el diseño y la fabricación de vehículos. Los fabricantes de automóviles compiten en la creación de modelos eléctricos atractivos, con características avanzadas y autonomía mejorada. Esto ha llevado a un aumento en la diversidad de opciones para los consumidores, desde automóviles compactos hasta SUV y vehículos de lujo, lo que significa que hay un vehículo eléctrico para cada estilo de vida y presupuesto.

Sin embargo, la transición hacia la electrificación de los coches no está exenta de desafíos. A pesar de la disminución de los costos de las baterías en los últimos años, los vehículos eléctricos a menudo tienen un precio inicial más alto en comparación con sus contrapartes de combustión interna. Además, persisten preocupaciones sobre la autonomía y la disponibilidad de estaciones de carga en algunas regiones, lo que puede disuadir a algunos compradores potenciales. No obstante, las ayudas proporcionadas por las propias firmas automotrices y las subvenciones públicas del Plan Moves III, adquirir un vehículo eléctrico resulta más económico.