“A falta de tres días, nos quedan a la venta 3.000 dorsales para la carrera de Saray”

“Antes de la pandemia hicimos 15.000 y se vendieron. El año pasado hicimos 10.000 y se agotaron. De hecho, nos quedamos incluso cortos, porque el día de la marcha nos pedían muchísimas y, al final, acabamos vendiendo las rosas que tenemos de algodón todo el año, y este año nos hemos lanzado a ver si logramos los 12.000 dorsales”, explica Izaskun, que considera que “la gente deja todo para el último día. Ve el tiempo, organiza quedadas, porque es una carrera muy dada a quedar en grupo –desde niños y niñas hasta personas mayores– y luego ir a almorzar o a comer. Estamos a jueves, faltan tres días y todavía nos quedan unas 3.000 camisetas, aunque confiamos en que se vendan todas”. 

Su experiencia con el cáncer

Izaskun es la vicepresidenta de Saray y hace 7 años le diagnosticaron esta enfermedad. “Yo había pasado las revisiones cada dos años a partir de los 45. Fui a la médico de cabecera y le comenté que me había visto como un hundido en la zona del areola del pezón izquierdo”, recuerda, pero aclara que “no era el pezón invertido, que eso sí que puede ser un síntoma de que algo no vaya bien. Yo pensaba que era cuestión de estética, pero mi médica me derivó a Ginecología para que me mirasen”. 

Entonces, comenzó “toda la odisea de médicos, pruebas... y en 15 días tenía el diagnóstico”, señala esta mujer de 55 años. “No pensé jamás que podría tener un tumor”, reconoce. La noticia se “la soltó el cirujano general” y “no de muy buenas maneras. Me dijo: tienes un cáncer de pecho, pon fecha para que te operemos”. Su propia experiencia le lleva a reclamar que se mejore la comunicación en estos casos y que el profesional que transmita la información sea una persona más empática. 

A Izaskun le operaron el 30 de septiembre de 2016 . “Me hicieron una mastectomía. De ahí, ya me dieron quimioterapia y luego ya, la reconstrucción. Después de 7 años y más de 10 operaciones en total, ahora se puede decir que estoy prácticamente mirable, que me puedo ver, y además, también tuve que tomar tamoxifeno”, explica su proceso.

Izaskun asegura que ahora se encuentra “muy bien. Desde el principio he tenido mucho ánimo y eso influye” y añade, sin perder la sonrisa: “Hombre, hubiese preferido que me hubiese tocado un boleto para las Seychelles, pero me tocó este”. No obstante, valora que “este cáncer lo tenemos bastante controlado, peor hubiese sido cualquier otro. Bueno, si este es el que me ha tocado y estamos así de bien, ¿dónde hay que firmar? Que se quede ahí, que no haya una recidiva”, desea mientras atiende a las personas, la mayoría mujeres, que se acercan al stand del centro comercial. 

La carrera con Saray

Izaskun contactó con Saray desde el principio. “Sabía de su existencia por medio de una amiga, que tuvo este cáncer con 35 años. Yo le hice un poco el acompañamiento y ella se metió en la asociación. Le solía decir a mi amiga: ¿qué te pensabas que mi acompañamiento te iba a salir gratis? Ahora me acompañas tú a mí y, además, conociendo el tema”, relata. Así, tras hacerse socia, entró como vocal en la junta y actualmente es vicepresidenta. “Para mí Saray ha significado muchísimo, porque al juntarte con personas que están en tu misma película, al hablar, compartir, te enteras de muchas cosas”, explica esta superviviente, que destaca también que tienen acceso a asistencia psicológica especializada.

“Este domingo es un día para pasarlo en grande con la familia, reunirse y, sobre todo, ser solidarios”

Izaskun Echechipia Cicero - Vicepresidenta de Saray

Como indica Izaskun, “ya llevamos vendidos 9.000 dorsales” para la carrera de 5 kilómetros del domingo. El precio del dorsal son 8 euros que se destinan para la investigación contra el cáncer de mama. Se puede adquirir en las cajas de la 5ª planta de El Corte Inglés y recoger en el mostrador que Saray tiene en esa planta hasta el sábado o hasta agotar existencias. “Este domingo va a hacer buen tiempo. Es un día para pasarlo en grande con la familia, reunirse y, sobre todo, ser solidarios con una causa que, para mal o para bien, casi todo el mundo tiene una familiar, una amiga o una conocida afectada”, concluye.