Cuando los agentes de la Guardia Civil accedieron a las dos viviendas donde el hombre imputado en la Comarca de Pamplona almacenaba 190 armas de fuego y más de 17.000 cartuchos de munición pensaron que se encontraban ante un caso de “Diógenes de las armas”, es decir, una persona con una gran obsesión por acumular armas, en vez de basura.
El hombre, que se encuentra en libertad provisional, cuenta con licencia de armas y se puede considerar un gran coleccionista . “Se trata de un amante de las armas con una dilatada experiencia”, señalan desde la Guardia Civil de Navarra. De este modo, tenía armas legales, pero muchas de ellas inutilizadas.
AFÁN DE COLECCIONISMO
En ningún caso, según las mismas fuentes, el hombre investigado tenía intenciones de “comerciar con las armas incautadas o cometer delitos con ellas”, sino que simplemente tenía un mero afán de coleccionismo.
Los agentes de la Guardia Civil investigan si las armas decomisadas a esta persona fueron obtenidas a través de subastas o las consiguió en el mercado del coleccionismo, en el que se dan transferencias y intercambios entre particulares.
Desde la Guardia Civil se advierte de que ante el endurecimiento, tanto a nivel nacional como europeo, de la normativa que afecta al control de las armas convencionales, muchas de las armas que alimentan el mercado negro en España proceden de la rehabilitación (reactivación) de armas de fuego inutilizadas (desactivadas), para que de nuevo puedan efectuar fuego real.
Actualmente, se ha podido constatar que, muchos de los ilícitos penales que se producen en España, relacionados con armas de fuego, han sido perpetrados utilizando armas que figuraban como inutilizadas y que posteriormente habían sido rehabilitadas para hacer fuego real.
