Xabier Mikel Azparren (Donostia, 1999) le toca este mes de julio un bloque de entrenamientos en altura para preparar la Clásica San Sebastián, el Circuito de Getxo y la Vuelta a Burgos. A la hora de programarlo, eso sí, ha tenido muy en cuenta las fechas del Tour de Francia, cuyo arranque en tierras vascas no quiere perderse. Sabe lo que significan la ronda gala y toda su parafernalia, porque el viaje a los Pirineos con la cuadrilla de su aitona Javier se convirtió para él en un clásico veraniego durante una década entera. Sin embargo, ahora quiere disfrutar en casa de la mejor carrera del mundo, cosa que obviamente no pudo hacer en 1992. Nacería siete años después.

“Vivo en el centro de Donostia y quiero sentir ahí mismo todo el ambiente del Tour. Esperaré al pelotón en la zona de meta”, avanza el corredor del Euskaltel-Euskadi, respecto a una segunda etapa de la prueba francesa en la que sí espera movimiento. “El Tour es el Tour y en sus primeros días siempre existe mucha tensión. Además, todo el pelotón conoce cómo son las carreteras de Euskadi y sabe que cualquier error o cualquier despiste en un cruce o en la entrada de un puerto pueden obligarte a perseguir o generar una caída. Será una etapa nerviosa”, indica Azparren, quien subraya que carreteras “estrechas” como la subida a Altzo o el paso por Alkiza pueden tensar el pelotón antes del tramo decisivo de la jornada.

KILÓMETROS DECISIVOS

 Este llegará en el pie de Jaizkibel, “cuyo inicio tampoco es sencillo”, precisa Xabier Mikel sobre el giro a izquierdas en la última rotonda de Hondarribia y el angosto acceso a las primeras rampas. A partir de ahí, el corredor donostiarra prevé una subida a ritmo sostenido pero intenso, a los mandos de “Jumbo Visma y Alpecin”. “En la primera etapa, en Bilbao, Van Aert y Van der Poel ya se habrán dejado ver. Posiblemente esté en juego el maillot amarillo y también la victoria de etapa, por lo que ambos equipos se centrarán en dejar fuera de combate a los velocistas puros. No querrán dejar pasar la oportunidad, y por eso pienso que se subirá rapidito”. En los metros finales de la subida, además, será muy posible que se produzcan acelerones: el Tour de Francia recupera en 2023 las bonificaciones en cimas de puertos estratégicos, siendo Jaizkibel uno de ellos. El primero, el segundo y el tercero en coronar la cima guipuzcoana obtendrán ocho, cinco y dos segundos respectivamente.

En un principio, la lucha entre los Pogacar, Vingegaard y compañía quedaría aparcada para siguientes etapas, con ciclistas de otro perfil moviéndose en el desenlace guipuzcoano. Además de a Van Aert y Van der Poel, Azparren cita a Tom Pidcock. “Ya en la bajada de Jaizkibel, ese llanito que hay en la zona del merendero puede dar pie a que arranque alguien y se lance para abajo de cara al tramo más revirado del descenso”, precisa antes de aludir al ciclista británico. “Baja muy bien y, si consigue abrir unos metros, la persecución posterior, ya en Pasaia, no va a resultar sencilla. En el pelotón se dará un látigo importante y además hay pasos complicados en Lezo y en la propia entrada a Donostia, con repechos que también dificultarán organizarse”, analiza.

TRAS EL DESCENSO

Azparren rebobina diez años en el tiempo y se remonta a la victoria del francés Tony Gallopin en la Clásica donostiarra de 2013. “Atacó y durante todo ese tramo final no pudieron cogerle”, recuerda, subrayando que Jaizkibel no tiene por qué erigirse en juez de la etapa. Los kilómetros finales de la misma pueden resultar igual de decisivos, como sucedió entonces con el ataque del propio Gallopin en Arkale o el de Philippe Gilbert subiendo Miracruz en 2011. Francés y belga, eso sí, alzaron los brazos en el Boulevard, y quien gane el próximo 2 de julio en Donostia lo hará en el Paseo de La Zurriola, punto idéntico al que vio vencer al francés Dominique Arnould (Castorama) en 1992.

Allí esperará a sus compañeros de profesión un Xabier Mikel Azparren que aspira a terminar convirtiéndose en el cuarto donostiarra que termina la Grande Boucle, tras Ramón Mendiburu y los hermanos Gorka y Pello Ruiz Cabestany. Pello, el último de la lista en cuestión, debutó en 1985 y corrió cinco ediciones, la final en 1992. Desde entonces existen ya 21 años de vacío con los que el actual ciclista del Euskaltel-Euskadi tiene la ilusión de acabar más pronto que tarde.

Itinerario

KM. HORA PASO

  • 0 12.15 Vitoria (SALIDA)
  • 60,9 13.50 Arrasate
  • 131,4 15.28 Tolosa
  • 150,7 15.55 Andoain
  • 155,4 16.02 Alto Ergoien
  • 156,3 16.03 Urnieta
  • 158,7 16.06 Hernani
  • 161,8 16.11 Astigarraga
  • 170,3 16.23 Oiartzun
  • 174,2 16.28       Alto de Gurutze (4ª)
  • 179,3 16.35 Irun
  • 180,8 16.37 Mendelu
  • 182,5 16.40 Hondarribia
  • 187,5 16.46 Guadalupe
  • 192,4 16.53       Alto de Jaizkibel (2ª)
  • 201,3 17.06 Lezo
  • 203,4 17.09 Pasaia
  • 204,1 17.10 Alto de Miracruz
  • 208,9 17.16 Donostia (META)

Las cifras

209 kilómetros, la etapa más larga. Sólo dos etapas del Tour superarán los 200 kilómetros, la segunda con final en Donostia (209) y la octava entre Libourne y Limoges (201). Así, la jornada con final guipuzcoano será la más larga de toda la edición.

8-5-2. Bonificaciones en Jaizkibel. El Tour de Francia 2023 recupera los puntos bonificados en la cima de subidas situadas de forma estratégica en el recorrido de sus etapas. Este sistema desapareció de la ronda gala en 2022, pero regresa ahora a escena y tendrá en Jaizkibel su primer exponente. Los tres corredores que encabecen la prueba al coronar la subida ganarán ocho, cinco y dos segundos respectivamente, en la clasificación general, circunstancia que podría decidir quién se viste de amarillo en la meta de La Zurriola.