Me reafirmo una vez más. Hemos visto un Tour precioso. La última etapa antes de París para coronar a Vingegaard ha sido espectacular. Además, creo la victoria de Pogacar, que ha sido capaz de darle la vuelta al cuerpo y la mente tras lo que sufrió en la crono y el hundimiento en el Col de la Loze, tiene mucho recorrido. Me parece que ha sido mucho más que una victoria para él en el aspecto anímico y de moral. Moralmente supone muchísimo para el esloveno. Era algo más que un triunfo. Si Vingegaard le hubiese batido en ese esprint creo que le hubiese hecho mucho daño de cara al futuro. Porque estamos hablando de que en el duelo que ellos dos mantienen y en el que la parte psicológica es tan importante, el triunfo para Pogacar es un aviso de cara a 2024. De hecho, la subida de Vingegaard, en la que no se ha expuesto nada, tiene que ver probablemente con eso. Ambos estaban pensando de cara al año que viene porque el Tour estaba sentenciado desde la crono. Digamos que ha sido una etapa que puede servir de preludio del próximo Tour. Para quien no habrá más Tours será Thibaut Pinot. En su última etapa de montaña, el francés ha tratado de lograr la victoria en su último baile, pero no ha podido porque Pogacar y, en menor medida, Vingegaard querían el protagonismo. De todos modos, Pinot ha podido disfrutar delante de su afición de un gran día. Lo recordará toda la vida. También tendrá un inmejorable recuerdo de este Tour Pello Bilbao. Ha sido sexto y ha peleado por mejorar hasta el final. Su Tour ha sido magnífico. Ha estado de sobresaliente, el mejor vasco. Ha ganado una etapa. Eso siempre queda. Ha sido un gran Tour para los euskaldunes con las victorias de Ion y de Pello. A celebrarlo.

El autor es director deportivo del equipo Grupo Eulen-Nuuk.