La Policía y la Fiscalía de Alemania han emprendido este miércoles una operación a gran escala contra miembros de la organización ecologista Letzte Generation (Última Generación, en español), por considerar que constituyen una organización criminal.

Las autoridades han informado de 15 registros a primera hora de la mañana, en un macro operativo relacionado con una batería de imputaciones dictadas desde el año pasado. No hay nadie detenido, pero siete personas de entre 22 y 38 años han sido imputadas por formar parte o al menos apoyar una organización criminal.

El grueso de las investigaciones se centra en una campaña de recaudación de fondos que habría permitido a la organización recabar al menos 1,4 millones de euros, si bien la Policía no ha aclarado los fondos incautados.

La ministra del Interior, Nancy Faeser, ha defendido esta operación, contra la que ha cargado con dureza en cambio la cúpula de Última Generación. Entre los inmuebles registrados este miércoles figura el de la principal portavoz de este grupo, Carla Hinrichs.

Otra portavoz, Aimée van Baalen, ha llamado a los ciudadanos a protestar en la calle contra estas medidas, si bien ha advertido de que no tendrán "miedo" a posibles represalias de las autoridades. "¿Tenemos que sufrir en Alemania una sequía, falta de alimentos (...) antes de entender que Última Generación lucha por la vida de todos y no es una organización criminal?", ha planteado.

La organización ha promovido activistas de desobediencia civil como cortes de tráfico y movilizaciones en actos de partidos. En octubre, varios activistas arrojaron puré sobre un cuadro de Claude Monet en un museo situado a las afueras de la capital, Berlín.