pamplona - Tras dos años de trabajo con los municipios y entidades locales, el colofón de las más de seis horas de debate ayer en comisión parlamentaria y discutir 89 enmiendas parciales entre todos los grupos parlamentarios, el ambicioso proyecto de Ley de Reforma de la Administración Local no tiene asegurada la mayoría para salir adelante porque Orain Bai -los cuatro parlamentarios díscolos de Podemos liderados por Laura Pérez- aun no ven claro el sentido de su voto. Este es el incierto futuro de la ley que ayer traspasó su último trámite antes del pleno del día 31 de enero.

“La ley es fruto de un proceso participativo sin precedentes en el mundo local. Es una reforma de calado, que sienta las bases de una nueva administración local en Navarra y que exige actuar con responsabilidad por parte de todos los grupos y no parece que esta sea la tónica dominante”, expresó el parlamentario de Geroa Bai Unai Hualde para mostrar su disconformidad con la actitud de algunos de los parlamentarios que se oponen. El proyecto de ley plantea la reorganización territorial de la Comunidad foral a partir de la creación de 12 comarcas llamadas a integrar las actuales mancomunidades sectoriales, las agrupaciones de servicios administrativos y otras entidades supramunicipales. Impulsada por el Gobierno, esta norma tiene por objeto instaurar también un nuevo modelo de financiación acompañado de mayor claridad en la distribución de competencias y evitar duplicidades.

sindicatos y comarcas La exigua suma mayoritaria de 26 votos sobre los 50 escaños del Parlamento, como siempre, es imprescindible en esta apretada legislatura del cambio. Sin embargo, los cuatro parlamentarios de Orain Bai parapetan su posible oposición a esta ley en la defensa de los derechos laborales de empleados municipales. Así lo hizo constar antes del larguísimo debate Rubén Velasco, quien a última hora presentó cinco enmiendas in voce y que pudieron tramitarse gracias a la firma y cortesía parlamentaria del PSN. Algo que agradecieron los díscolos de Podemos y que desde Geroa Bai afeó Unai Hualde, que les recriminó que podían haberlas presentado antes si lo deseaban al cuatripartito para que al menos pudiesen verlas y valorarlas. De estas enmiendas, dos eran cuestiones técnicas y tres de ellas habían sido “trasladadas directamente tal cual se las habían trasmitido tres de los cuatro sindicatos” con representación entre los trabajadores municipales.

Bajo el criterio de Araiz (EH Bildu) y Hualde (Geroa Bai), el proyecto de ley “recoge parcialmente, hasta donde se puede y resulta razonable, las demandas sindicales, que cuenta con el respaldo del Consejo de Navarra y, por tanto, cumple con todos los parámetros de legalidad”.

“Lo que plantean (los sindicatos) es legítimo y vamos a estar por la labor de poner su palabra aqui”, esgrimió Velasco, que quiso desligar sus votos de un posible castigo o desmarque ante la romcambolesca situación que ha provocado la ruptura de Podemos Navarra. Por su parte, el dirigente de Podemos-Ahal Dugu en Navarra, Eduardo Santos, negó que la posición de su grupo vaya a verse condicionada por este asunto. “Somos gente responsable. No actuamos en términos de desacuerdos políticos sentimentales. Valoraremos el tema del Mapa Local en su justa medida. Veremos cómo se desarrolla en comisión y el debate de las enmiendas y en función de eso, el partido tomará una posición”.

De hecho, durante la votación de las enmiendas hubo gestos mutuos entre el cuatripartito y Podemos-Orain Bai, tanto de apoyo como de rechazo. Un tira y afloja.

El voto en contra de Orain Bai permitió rechazar la enmienda Nº 28, la única del cuatripartito que decayó, y que precisamente iba en relación a la forma en la que las entidades locales de forma voluntaria establecen la representación de los sindicatos en su seno. Con la votación de las tres enmiendas presentadas por Orain Bai se dio un juego dispar. Geroa Bai y EH Bildu unieron esfuerzos para rechazar la propuesta que pretendía que la gestión de los servicios públicos fuesen siempre exclusivos y sin externalizaciones. Solo I-E dio su apoyo. Sin embargo, el cuatriparito sí que permitió la aprobación de una de las enmiendas de los díscolos de Podemos y en la última se dio un extraño cortejo en la que ambas partes conciliaron sus ánimos. Ruben Velsaco retiró su enmienda en sustitución de una nueva que EH Bildu e I-E presentaron en relación a las ofertas de empleo público y la garantía de puntuaciones para empleados con más de 20 años de servicio. “Entre lo malo y lo peor, hacemos un ejercicio de pragmatismo”, resumió Velasco. A pesar de este vaivén de votos y afectos, el cuatripartito desconoce aun si será suficiente para contentar a Orain Bai, en manos de quienes quedan a última hora el futuro de la Ley de Reforma de la Administración Local, al albur de la improvisación y la imprevisibilidad.

trabajo inócuo Cabe destacar el intenso trabajo ayer de la parlamentaria de UPN Carmen Segura que defendió las 37 enmiendas que los regionalistas presentaron para “mejorar” una ley que su juicio es “mala” y “está viciada en origen” y la calificó de un “ERE encubierto para los trabajadores”, de querer “covertir el euskera en ley” y “fortalecer el poder de Bildu para colocar a los suyos”. Aunque su trabajo fue inocuo, ya que ninguna de sus propuestas prosperó. “Hay mucha frustación política en UPN y PSN, que durante las muchas legislaturas donde tenían mayorías para llevar una reforma local han sido incapaces de hacerlo”, le reclamó José Miguel Nuin, de I-E.- D. Burgui

89

Seis horas y 89 enmiendas. En el debate discutieron 89 enmiendas. Se aprobaron 46: 38 suscritas por el cuatripartito, 2 de Podemos-Ahal Dugu-Orain Bai, y una última de EH Bildu e I-E. Por su parte, el grupo de UPN presentó 37 enmiendas. Los socialistas no participaron en las votaciones de estas enmiendas presentadas ayer por “ausencia de tiempo suficiente para analizarlas” y “no querer arreglar la ley”.