pamplona - Tras su espectacular resultado del domingo, el PSN-PSOE tiene en las elecciones forales del 26 de mayo el reto de sujetar el máximo de votos posibles. Algo que no suele ser lo habitual ante la tradicional distinción entre la política del Estado y la de la Comunidad Foral que pone de manifiesto el voto del electorado en Navarra. El propio Santos Cerdán, candidato al Congreso del PSN, reconocía en una entrevista a DIARIO DE NOTICIAS el pasado 24 de abril que “no es lo mismo el Gobierno de España que el Gobierno de Navarra, y en unas generales el PSOE es el voto útil para mucha gente”. “Conocemos nuestros errores”, reconocía después, “y lo que la ciudadanía y los votantes del PSN nos han reclamado”. Así que lo esperado es que, tal y como ha ocurrido en años anteriores, los grupos del cambio (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra) recuperen apoyos en las autonómicas y se disputen la mayoría con la derecha y los socialistas.

De momento, la del domingo fue una gran noche para los socialistas en Navarra que, impulsados por el efecto Sánchez y el voto útil para impedir el auge de las derechas, consiguieron unos resultados que no eran tan buenos desde 2008. Aquel año acumularon el 36,76% de los sufragios en la Comunidad Foral, y este 2019 no han conseguido alcanzar aquellas cifras que arrojaba el bipartidismo ya desbancado, pero han logrado la nada desdeñable cifra del 25,75% de los votos.

Resultados, los estatales, que en el registro histórico nunca han coincidido con los de las autonómicas. De hecho, la media desde 1999 señala que en las forales el apoyo al PSN-PSOE ha sido un 7% inferior, siendo la media en las siete últimas estatales del 25,97%, y del 18,68% en las cinco últimas convocatorias al Parlamento navarro.

rememorando el ‘agostazo’ El mejor resultado al Congreso, en el presente siglo, para la formación de la rosa roja en Navarra fue en 2008, cuando consiguió 117.920 sufragios. Un año antes la sociedad navarra vivió el trago del agostazo, el golpe político del PSOE de Pepiño Blanco y Zapatero contra el PSN en 2007 para impedir la formación de un Gobierno entre NaBai, PSN e IU y volver a utilizar los votos de los socialistas navarros para mantener a Sanz como presidente. Aquel Navarra cuestión de Estado no les pasó factura en las generales de 2008 -en aquella ocasión Zapatero lograba revalidar su presidencia y el electorado creyó en los brotes verdes-, pero sí en 2011 cuando Rajoy accedió por primera vez a la Moncloa. Ese mismo año hubo elecciones forales y, si en las generales el PSN reunió el 22% en las urnas, en las forales obtuvo el segundo peor resultado del siglo, un 15% de las papeletas. Resultados que dejaron a las claras, aquel año más que nunca, que una cosa es la política estatal y otra la propia, la de Navarra.

Luego llegó el cambio en 2015, y los socialistas aún bajaron más ese porcentaje (13,6%), lo que permitió por fin el cambio en el Parlamento foral, cuando el PSOE ya no fue necesario en la ecuación.

Pocos meses después, esa debacle socialista continuó en las elecciones a las Cortes de 2015. Coincidiendo con el paupérrimo primer resultado recabado por Pedro Sánchez, en Navarra obtuvieron el apoyo más bajo en unas generales (15,5%). Una tendencia a la baja a la que dieron la vuelta el pasado domingo, aupados por el devenir de la política estatal.

Esta por ver si el próximo 26 de mayo la ola sobre la que cabalga Sánchez impulsa a sus compañeros navarros. Aunque a juzgar por la tira histórica, lo previsible será que miles de esos votos útiles se vayan para los grupos del cambio en la Comunidad Foral.