El Tribunal Supremo ha dictaminado que los restos de Francisco Franco vayan a la cripta del cementerio de Mingorrubio, en El Pardo (Madrid), construida para panteón de la familia del dictador, donde hay una sepultura con su nombre que lleva lustros vacía.

Su sepulcro está en el sótano de la cripta, con capacidad para una decena de sepulturas, una de las cuales tiene inscrito desde hace muchos años el nombre de Francisco Franco, según explicó Gabino Abánades, director de los servicios funerarios de Madrid durante dieciocho años y el hombre que dirigió el enterramiento de Franco en el valle de Cuelgamuros.

En Mingorrubio sólo descansan los restos de la esposa de Franco, Carmen Polo Martínez-Valdés, desde 1988.

Según Abánades, una de las pocas personas ajenas a la familia Franco que ha podido pisar la cripta, cuenta que su interior es “austero”, sin rastro de símbolos franquistas (”no hay águilas ni yugos ni flechas”); solo hay en el techo la expresión ‘Yo soy el Alfa y la Omega’ que aparece en la Biblia.

El camposanto, situado sobre terrenos de Patrimonio Nacional cedidos a la empresa municipal de servicios funerarios, fue un regalo del alcalde Carlos Arias Navarro a Francisco Franco y su familia en los años 60 del siglo XX.

El Estado es propietario desde el mes de mayo de la cripta del cementerio municipal de Mingorrubio, en el distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo, donde el Gobierno espera enterrar a Franco, tras la publicación del decreto que desvincula la concesión de su titular previo, Patrimonio Nacional.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) del 11 de mayo 2019 publicaba el real decreto que dispone la nueva titularidad de la concesión de la unidad de enterramiento, aprobado por el Consejo de Ministros a propuesta de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Carmen Calvo.

El real decreto expone que el cambio de titularidad se aprobó después de que en marzo el consejo de administración de Patrimonio Nacional acordara elevar al Gobierno la propuesta para cambiar el titular de la concesión de la cripta.

Al cementerio, situado a 15 kilómetros de la Puerta del Sol y a medio centenar de kilómetros del Valle de los Casídos, se llega por una carretera angosta que tras dejar a una lado un complejo deportivo, La Zarzuela -residencia de los Reyes- y la colonia militar de Mingorrubio, construida para alojar a los miembros de la escolta de Franco, acaba en un una rotonda con un pino de grandes dimensiones.

Nada más entrar al camposanto, a mano izquierda, se erige una edificación de granito con apariencia de chalé y techo de pizarra. Solo dos campanas coronadas por sendas cruces y unas vidrieras protegidas por una reja de hierro forjado delatan que no se trata de un caserón.

En el exterior de la cripta nada indica que allí esté enterrada Carmen Polo, ni que haya una tumba “gemela”, según Abánades, del dictador.

La cripta fue construida en 1969 debido a “circunstancias imprevisibles y de urgencia”, de acuerdo con el expediente del pequeño mausoleo que guarda el Archivo de la Villa, y decorada por Santiago Padrós.

La cristalera de la puerta deja entrever una capilla con una docena de bancos y unas escaleras con “unos quince peldaños” que bajan hasta la cripta, “de unos treinta metros cuadrados con dos sepulturas (la de Polo y la de Franco), otra capilla y unos servicios”.

La lápida de Carmen Polo (1900-1988) menciona a su marido y su título de señora de Meirás.

En el cementerio de Mingorrubio, a tiro de piedra del Palacio Real de El Pardo, residencia de Franco desde 1940 hasta su muerte y en la actualidad de los jefes de Estado extranjeros en visita oficial, hay enterrados estrechos colaboradores del dictador como el propio Carlos Arias Navarro o Luis Carrero Blanco, aunque también personalidades de ideología muy distinta como el expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente o el exministro socialista Francisco Fernández Ordóñez.

La familia de Franco ha expresado su rechazo al traslado de los restos de Franco a Mingorrubio, la opción que prefiere el Gobierno de Pedro Sánchez, quien a su vez ha descartado la idea de la familia de que sea la catedral de La Almudena su últimas morada.

El cementerio de Mingorrubio, a unos 15 kilómetros de la Puerta del Sol, está salpicado de encinas centenarias, tiene unas 500 sepulturas, 2.200 nichos, 1.050 columbarios y medio centenar de panteones, según datos de Abánades.