"2011 es un año para dar un paso adelante"
Tras varios años haciendo de escudero de Edurne Pasaban, Alex Txikon ha decidido tomar su propio camino. El vizcaíno tratará de abrir el capítulo de las ascensiones invernales a 'ochomiles' del Karakorum. Su objetivo es el Gasherbrum I y le acompañan Gerfried Bosch y Louis Rousse
pamplona. El vizcaíno Alex Txikon es un arrojado deportista capaz de ascender el Shisha Pangma después de un rocambolesco viaje en coche entre Lemoa y Katmandú o de jugarse 7.000 euros en una apuesta de herrikirolak cuatro días antes de partir hacia el Himalaya. El 2010 ha supuesto para él un punto de inflexión. Después acompañar a Edurne Pasaban en la última etapa de su reto por conquistar los 14 ochomiles, Txikon ha decidido emprender su propio camino. Su primer objetivo en esta nueva etapa es nada menos que una ascensión invernal a un ochomil del Karakórum, algo que hasta el momento nadie ha logrado. Al Gasherbrum I o Hidden Peak le acompañan Gerfried Bosch y Louis Rousse. Antes de partir el pasado domingo hacia Skardu, Txikon atendió con su habitual desparpajo a este periódico.
Los últimos días antes de partir a una expedición son siempre duros, ¿cómo le ha ido?
Los últimos días han sido horribles, no he parado, algunos días no he tenido tiempo ni para comer... Menos mal que la motivación es muy grande y lo compensa, pero no te ves de expedición hasta que no estás en el avión.
¿Cómo ha llevado la preparación física previa a la expedición? Ha tenido algunos problemas con un dedo roto. ¿Llega bien para este reto?
Hasta diciembre lo he llevado muy bien, me he visto muy fuerte. Sin embargo, el 9 de diciembre tuve un accidente y me rompí el dedo, desde entonces la verdad es que he hecho poca cosa. De todas formas, estoy muy fuerte de ánimo, el dedo lo tengo cada vez mejor y estoy seguro que a medida que pasen los días iré mejorando.
¿Cómo se prepara para una expedición?
Hago de todo y trato de disfrutar. Por un lado, trato de no dejar de lado la aizkora y me entreno con Julen Mendieta en Lemoa. Es un deporte muy duro, mucho más de lo que la gente piensa. Antes de entrenar durante dos horas y media puedes necesitar una hora para preparar la madera, y después toca sudar. En lo que a montaña se refiere, hago de todo, escalo en hielo y en roca, participo en carreras de montaña, voy al monte con los amigos.
Hasta el momento nadie ha logrado ascender un "ochomil" del Karakorum en periodo invernal. ¿Qué posibilidades le ve al reto?
Pocas, es muy complicado. Mi intención es intentar disfrutar de la expedición y aprender, sobre todo esas dos cosas. Sé que tenemos pocas opciones, pero quiero comprobar cómo me adapto a una expedición de este tipo de cara al futuro. Después, por supuesto, haremos todo lo que esté en nuestra mano por sacarla adelante. Nadie ha logrado ascender un ochomil del Karakorum en invierno, pero hay montañeros que lo están intentando con insistencia porque ven que no es imposible.
El recién acabado 2010 lo cerró con dos "ochomiles" más en su cuenta y con el reto de Edurne Pasaban concluido. Un buen año.
Ha sido un año muy bonito. Edurne ha conseguido acabar el reto de los 14 ochomiles y eso ha hecho que sea un año muy especial. De esta manera, creo que con Edurne se cierra un ciclo. En su momento completó los 14 ochomiles Juanito Oiarzabal, después Alberto Iñurrategi, y Felix Iñurrategi e Iñaki Ochoa de Olza se quedaron en el camino. Con Edurne creo que es el momento de dar por acabado el reto de los 14 ochomiles en Euskal Herria. Es el momento de que los medios y los montañeros nos fijemos en otros desafíos. Para mí ha sido una gran oportunidad. He aprendido mucho y he hecho grandes amigos, son experiencias muy fuertes que te unen mucho a la gente con la que las compartes. Este año tenía la oportunidad de ir con Edurne Pasaban al Everest, pero creo que es el momento de cambiar de aires. 2011 es un año para dar un paso adelante. Eso sí, me acordaré mucho de ellos cuando estén en el Everest.
En 2010 le fue algo peor en lo que a la aizkora se refiere. En primavera perdió contra Otaegi la bolsa común de 14.000 euros en aquella peculiar apuesta, aunque acabó la prueba levantando el brazo como si hubiese ganado.
Es que soy muy optimista yo (risas). La verdad es que yo disfruto muchísimo en este tipo de apuestas, aunque pierda. La preparación previa a la apuesta, el ambiente que se vive... Me arriesgué a apostar a levantar 25 veces el viejo cilindro (125 kilos), cortar 14 troncos y correr 7 kilómetros con un competidor mucho más fuerte que yo. Y si hubieran sido 14 kilómetros igual habría ganado. Es un día que jamás olvidaré. Para mí es algo muy grande. A ver si este año puedo hacer una apuesta similar. No soy tan fuerte como los aizkolaris punteros ni tan hábil con el hacha, pero en alguna prueba larga puedo conseguir algo bonito.
La aizkora y la montaña no son deportes demasiado complementarios. ¿Es consciente de que como montañero le iría mejor si solo se entrenase para subir montañas?
Sin duda, a veces me da un poco pena no dedicarme al 100% a una de estas dos disciplinas. Si fuese solo montañero me iría mucho mejor, pero también estoy enganchado a la aizkora. Y para pagarme las expediciones tengo que trabajar como albañil. De momento, soy feliz con los hachas, subiendo montañas y trabajando, aunque a veces no tenga tiempo ni para comer.