El año más inesperado, la recompensa más deseada. Así se podría resumir el momento que se vive desde dentro de un Basket Navarra que se prepara para recibir este domingo a un histórico como el Ourense con el ascenso a LEB Oro como objetivo final.

El propio Jordi Juste, entrenador de ENERparking Basket Navarra, reconoce que a mediados de diciembre pocos o ninguno se podían imaginar estar a punto de afrontar dos partidos para lograr el ascenso a LEB Oro. Y es normal, por aquel entonces el equipo iba colista y parecía que tendría que acelerar para no sufrir. La apuesta del club siempre ha sido intentar alcanzar un hito deportivo que le sirviera para lanzar el proyecto. Hay que recordar que los ascensos conseguidos nunca han sido por vía directa, sino por renuncias de otros, como en la temporada 2009-10, cuando se quedaron a las puertas, en la cuarta posición.

Los años más gloriosos de la entidad fueron, sin duda, los dos primeros que comandó Ángel González Jareño en LEB Oro. Unos históricos play off para ascender a ACB, en los que cayeron eliminados en primera ronda contra el Burgos en la temporada 2010-11, dieron paso a las semifinales la temporada siguiente, donde también cayeron a manos de Menorca.

Sin duda esos son los dos hitos más recordados tanto por los aficionados como por el club. Pero, desde entonces, dentro de la entidad se ha perseguido ese gran partido que reforzase la vinculación social con el equipo. Por ello, tras el descenso a LEB Plata, el club realizó importantes esfuerzos para lograr retornar a Oro en la pista. Primero con David Mangas al frente y jugadores como Moussa Koné (da la casualidad de que ambos han ascendido este año a LEB Oro en Cantabria) y después con el retorno de Sonseca. Todo esto sumado a grandes nombres como el legendario Iñaki Narros o el sempiterno Adrián García.

Pero no se consiguió y en el club comenzó incluso a cundir cierto pesimismo. Llegó Jordi Juste, un entrenador novel pero con experiencia en el extranjero y se empezó a apostar por equipos muy jóvenes.

Las perspectivas para esta temporada eran que el equipo creciese, pero ya sin objetivos, nada más que ilusiones. Pero todo empezó muy torcido. Llegó la Navidad y el equipo se encontraba en el fondo de la tabla. Los rojos visitaron a Zornotza, que se jugaba la posible clasificación para la Copa, con el agua al cuello. Y entonces todo cambió. El equipo sacó la victoria de tierras vizcaínas y comenzó a crecer y a ganar. A ganar mucho. Tanto es así que no ha sufrido ningún cambio desde entonces. Llegó N’Guessan, pero apenas pudo aportar por una lesión, y los demás han sido los mismos. Se logró la salvación de manera holgada y se clasificaron para la fase de ascenso en la última jornada.

La temporada parecía hecha. Notable alto. Pero ni Juste ni sus chicos tenían intención de acabar ahí. Habían sufrido mucho y ahora querían disfrutar. Sorprendieron a un Cartagena que tenía jugadores a los que los navarros no habían podido optar por sus sueldos altos y volvieron a cruzarse con Zornotza para culminar su obra y conseguir lo que el club llevaba ansiando 15 años y se va a dar cuando menos lo esperaba todo el mundo. l